Realidad virtual busca revolucionar el consumo musical
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EL avance en la tecnología actualmente permite el desarrollo de cascos para ver espectáculos en realidad virtual, como shows de Paul McCartney y Jack White.
¿Desde dónde le gustaría ver un show? ¿Desde arriba del escenario? ¿Al lado del cantante? Ahora todo es posible en el mundo de la realidad virtual, sin tener que salir de casa.
"Hay que ponerse un casco, elegir una canción y se pasa a estar en otro lado", dice Facundo Martín Díaz (49), CEO y cofundador de Vrtify, una plataforma de música en realidad virtual con la que busca revolucionar el sector y cambiar la forma en la que la gente consume y se relaciona con la música.
Para desarrollarla invirtió 100 mil dólares (junto a dos socios) y luego la firma reunió capital por 3.2 millones de dólares.
"Este proyecto apuesta a llevar la música, a través de la tecnología, a un nuevo nivel, para que la experiencia del usuario sea más sorprendente", asegura Díaz desde Silicon Valley, donde trabaja contrarreloj para realizar un lanzamiento global en 2016. A futuro planea desarrollar conciertos para que se puedan ver desde cualquier lado.
Otro caso es el de Jaunt, una start up de Palo Alto, California, que también tiene sus propios cascos y contenidos para ver espectáculos en realidad virtual, como shows de Paul McCartney y Jack White.
Esta nueva tendencia se enmarca en un sector que está en pleno cambio. La vuelta de los discos de vinilo convive con el auge del streaming y la gran cantidad de conciertos en vivo. Todo ocurre en simultáneo.
Por eso hay lugar para nuevos productos, en un mercado que este año moverá 86 millones de dólares en Argentina y que se espera que llegue a los 94 millones de dólares en 2019, según un informe de PwC.
"Estamos en una época de transición", evalúa Damián Amato, presidente de Sony Music Sur, quien añade: "La música nunca estuvo en crisis, pero sí su modelo de negocios. A este mercado lo daban por muerto hace cinco años y eso no pasó.
Ahora hay accesibilidad (streaming) versus propiedad (disco físico, vinilo o una descarga), y este mix es el nuevo modelo que se está instalando". Amato opina que la música en realidad virtual es una novedad interesante, pero no cree que a todo el mundo le vaya a gustar.
La irrupción de la música digital explica muchos de estos números y transformaciones en el consumo.
"Los consumidores irán evolucionando en su comportamiento en busca de mejores experiencias que les permitan acceder a los contenidos con mayor facilidad y flexibilidad", explica Ariel Vidán, socio de PwC Argentina y líder de la industria de Medios y Entretenimiento. "En este sentido, las nuevas tecnologías jugarán un papel fundamental. Estamos viviendo un proceso de digitalización de contenidos en la industria musical, donde la tendencia parece indicar que los soportes físicos perderían presencia en el tiempo."
Y las cifras así lo evidencian. Este año se venderán 9 millones de unidades en el país, que generarán 36 millones de dólares, frente a las 10 millones de 2014 (39 millones de dólares), según cifras de PwC. La tendencia proyectada para 2019 arroja 24 millones de dólares en facturación y 6 millones de unidades.
No obstante, el formato del disco físico sigue liderando en el mix local de ingresos: los formatos digitales totalizarán este año 8 millones de dólares y llegarán a 9 millones de dólares en cuatro años. "En Argentina todavía sigue liderando el disco físico", coincide Guillermo Castellani, presidente de Warner Music y de Capif, la cámara que representa a los productores de música locales. "En cuanto a ventas hubo una merma en el último año en unidades, pero en general se mantiene", añade. Amato asegura que el reparto de ventas es de 60% para discos físicos y 40% para formato digital.
El auge del streaming
En el mundo digital, las descargas generarán 3 millones de dólares este año en el país; los servicios de streaming, 4 millones de dólares, y la música mobile, 1 millón de dólares, según PwC. Estas cifras no evidenciaron ningún movimiento respecto de 2014 y, de cara a 2019, sólo crecería el streaming, a 5 millones de dólares (el resto se mantendría igual). "La tendencia tiene dos puntos importantes: por un lado, la caída de las ventas de discos físicos; por el otro, el crecimiento de la música digital vinculada a los cambios de las nuevas generaciones", dice Castellani.
"Se creía que las descargas digitales iban a ser el principal negocio, pero le ganó el streaming", añade Javier Delupí, director ejecutivo de Capif. Los proveedores de esta tecnología también crecen. En la Argentina se puede acceder a Spotify (presente en el país desde 2013; tiene 75 millones de usuarios activos en el mundo y más de 20 millones de suscriptores pagos); Apple Music (permite tres meses de uso gratuito y con sólo cinco meses de antigüedad ya tiene 6,5 millones de clientes globales pagos); Google Play (cuenta con más de 30 millones de canciones y permite almacenar 50 mil temas) y otros recientes jugadores locales, que llegan de la mano de la telefonía celular, como Claro Música, que opera en 16 países de América latina y cuenta con 20 millones de canciones y 5 millones de usuarios registrados.
Fernando Del Río, director comercial de la firma, explica: "Es evidente que estos productos van a crecer y se van a desarrollar fuerte, pero no todos los consumidores lo entienden rápido. A las compañías nos demanda un esfuerzo muy grande explicar de qué se trata".
Por otro lado, el negocio que más crece es el de los shows en vivo, frente a lo que se denomina música grabada (sea en formato digital o físico). "Los ingresos de los recitales aumentarán en los próximos años. Y el esponsoreo de estos eventos generará oportunidades muy atractivas para el sector", asegura Vidán. Y allí ponen las fichas los artistas, las productoras y marcas que se acercan a la música. "Los músicos antes vivían de las ventas de discos, pero hoy viven de los shows", añade Amato.
De hecho, este año generarán 42 millones de dólares entre tickets (29 millones de dólares) y esponsoreo (13 millones de dólares), casi la mitad del total del negocio. Pero la perspectiva mejora de acá a cuatro años: en 2019, los shows en vivo facturarán 61 millones de dólares, el 65% del negocio de la música, que seguirá sonando, pero con otra melodía.