Ser abuelo en tiempos de Facebook

Saltillo
/ 28 agosto 2016

Son los tiempos que corren, esos padres cada vez más jóvenes devienen en abuelos sin canas, sin achaques, con una vida muy activa y reducida experiencia

-- Lo que quiero decir es que se puede ser un idiota a cualquier edad

-- ¿Y sabio a cualquier edad?

-- No, no, eso requiere un tiempo


Alejandro Dolina


No todos los abuelos son como antes. Aquellos viejecitos amables y sabios, o reticentes y silenciosos, pero también sabios, cambiaron por un grupo de adultos de mediana edad, trabajadores activos y que apenas rebasan los 40 años.

Son los tiempos que corren, esos padres cada vez más jóvenes devienen en abuelos sin canas, sin achaques, con una vida muy activa y reducida experiencia.

No es que el abuelo anciano esté en vías de extinción, pero casi.

¿Y qué se pierde con él? En resumen sería el temple, el ver la vida con la mirada tranquila del que ha andado todos los caminos y se ha dado cuenta que todos los afanes son el mismo afán y todos los miedos son el mismo miedo… y ha aprendido a vivir así.

Por eso la vejez es apreciada, más antes que ahora; porque significa supervivencia y para sobrevivir se requiere conocimiento y adaptación.

El viejo es el joven con experiencia y como dice Wendell Holmes: “mientras el joven conoce las reglas, el viejo conoce las excepciones”.

Y así, la vejez no es decrepitud, porque mientras ésta es el tiempo degradado, aquella es la suma de los años con conocimiento.

El anciano que crece en años y experiencias, tiene un saber que no pasa de moda, uno que está al margen de lo tecnológico que se renueva a cada momento y que va dejando atrás lo impráctico.

Por eso los abuelos son útiles, aleccionadores, porque el verlos sabemos que si bien todo lo accesorio cambia, el hombre es el mismo siempre. Sufre igual, disfruta igual y le teme a lo mismo, y si bien un anciano, como escribió Cicerón: “no puede hacer lo que hace un joven; lo que hace es mejor”.

Si el hombre crece con criterio y aprende lecciones hará mejor lo que importa, que es vivir, y para eso no se necesita mucho más que buen ánimo para lo que se presente, sea bueno o malo, porque se tiene la certeza de que todo pasa.

Ya después, si hay tiempo, algo se podrá publicar en alguna red social.

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