Buscará AL frenar la "guerra de divisas" en cumbre del G20

Dinero
/ 22 septiembre 2015

    Brasil es uno de los países más afectados por la actual debilidad del dólar y ha tomado una serie de medidas sin éxito para detener la subida de su moneda. El país acusa a Estados Unidos y China de estar embarcados en una "guerra cambiaria".

    Seúl, Corea del Sur.- Argentina, Brasil y México, los países latinoamericanos miembros del G20, acudirán a la cumbre de esta semana en Seúl unidos por su intención de frenar la "guerra de divisas" internacional, a la que de hecho dio ese nombre el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega.

    El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, fue quien con mayor dureza anunció su estrategia, al afirmar que irá "a pelear". Y como viaja acompañado de quien será su sucesora, Dilma Rousseff, añadió que "si hasta ahora peleaban con Lula, ahora tendrán que hacerlo con Lula y con Dilma".

    Brasil es uno de los países más afectados por la actual debilidad del dólar y ha tomado una serie de medidas sin éxito para detener la subida de su moneda. El país acusa a Estados Unidos y China de estar embarcados en una "guerra cambiaria".

    "Estados Unidos porque quiere resolver su problema de déficit fiscal y China porque sabe que no puede continuar con su moneda subvaluada como está", lo resumió Lula. Rousseff, por su parte, subrayó que no hay una solución individual al problema.

    La situación está aún más tensa tras la decisión de la Reserva Federal (Fed) estadounidense la semana pasada de inyectar 600,000 millones de dólares para comprar bonos del Tesoro, lo que hizo subir el real a su nivel más alto del año frente al dólar. Para un país con importantes exportaciones y receptor a la vez de inversiones en dólares, el tipo de cambio es fundamental.

    Pero también Argentina y México defienden la necesidad de una mayor cooperación internacional ante el problema que, sin embargo, según los expertos tiene pocas posibilidades de ser resuelto.

    Rolf Campos, profesor de Economía de la escuela de negocios IESE de la Universidad de Navarra, señaló a dpa que es muy improbable que haya acuerdo cuando Estados Unidos está intentando reducir su déficit de cuenta corriente, que viene arrastrando desde hace años y que con la crisis se ha vuelto insostenible, sobre todo mientras la coyuntura no despegue y el desempleo siga alto.

    Los emergentes critican lo que algunos consideran "la pretensión de los países desarrollados de exportar su propio problema de desempleo", según escribía días pasados Alfredo Zaiat en el diario argentino "Página/12".

    "Estados Unidos debilita la paridad de su moneda, Europa la resiste, mientras que concentran toda la presión en China para que la revalúe. Esa batalla es por la competitividad de la producción doméstica en una economía mundial con escaso dinamismo, que implica la disputa global por la preservación del empleo local", añadía.

    La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, acudirá a menos de un mes de la muerte de su marido, lo que seguramente impregnará su presencia. Como parte de su mensaje ella misma subrayó que pedirá más cooperación internacional "porque lo que se está viendo ahora es una gran guerra de monedas, de competitividad en definitiva".

    También numerosos países latinoamericanos trasladaron su preocupación por el tema y pidieron a Lula, Fernández y al presidente de México, Felipe Calderón, que intervengan.

    Con respecto a otro de los temas de la cita, la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI), no se espera que Fernández cambie su posición de enfrentamiento con este gremio, aunque los ministros de Economía que prepararon el encuentro llegaron a un acuerdo para un desplazamiento de la cuota de poder a favor de los emergentes que beneficia sobre todo a Brasil, que pasa del puesto 14 en el organismo al 10.

    Por su parte, Calderón lanzó un mensaje previo a la cita más amplio que sus homólogos, centrado en la necesidad de que el G20 cambie de su "modo de crisis" para consolidarse como "la institución esencial del nuevo sistema mundial de gobernanza económica", al tiempo que le pide también ampliar su agenda a temas como el desarrollo, planteado esta vez por Corea del Sur y que será otro de los ejes del encuentro.

    Calderón apoya las iniciativas de reforma de las instituciones financieras, de ampliación del G20 a otros foros para que no se lo vea como un gremio que "busca imponer sus decisiones" y llama a avanzar en la aprobación de la Ronda Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC), estancada desde hace años entre otras cosas por la posición de Brasil.

    La de Seúl será una cita cargada de emotividad por la situación personal de Fernández y por la despedida de Lula después de ocho años posición de Brasil.

    La de Seúl será una cita cargada de emotividad por la situación personal de Fernández y por la despedida de Lula después de ocho años

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