Buscando a Don Joaquín, clembuterol y apuntes finales

Opinión
/ 2 octubre 2015

De las historias que han ido llegando con la de don Joaquín Ponce de León Andrade, el septuagenario líder de la Unión Regional Ganadera de Michoacán, secuestrado en Morelia el 21 de julio de 2012, y de quien no se sabe nada, llama la atención esta.

En septiembre del año pasado, Ciudad Hidalgo (a una hora de Morelia) vivía días convulsos tras dos enfrentamientos en que participó el Ejército mexicano. En uno dio muerte a tres criminales. En otro, se impuso a la propia policía municipal que los había amagado: mataron a un municipal y detuvieron a ocho por, presuntamente, extorsionar a ciudadanos junto con los "Caballeros Templarios".

A la 21 Zona Militar con sede en Morelia, a cargo del entonces general de Brigada (hoy de División), Juan Ernesto Bernal, comenzaron a llegar noticias de que varios "nuevos ganaderos" de Ciudad Hidalgo no querían pagar el registro de sus animales, de donde salen los fondos para financiar a la Unión local. Uno de ellos, amenazante, dijo que "por esas pendejadas le habían dado piso al viejo" (Don Joaquín). Y que eso le pasaría a quienes no entendieran que las cosas habían cambiado.

A los varios reportes de extorsión por cabeza de ganado y kilo de carne vendido, se sumaba una modalidad: los "Templarios" exigían a los ganaderos que les compraran clembuterol, fármaco que los criminales distribuyen para engordar artificial e ilegalmente a las vacas. El terror de los "Templarios" llegaba al punto de comparar el peso del animal antes de la compra del clembuterol y el que tenía en la factura de la venta.

Prácticamente nadie oponía resistencia, como sí lo hacía el viejo Joaquín. Descanse en paz.

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