CNTE Y AMLO

Opinión
/ 2 octubre 2015

Cuando terminó la entrevista, Gabino Cué, gobernador de Oaxaca, se acomodó el saco y en ese tono suave en el que habla me dijo mientras se despedía: "no creas que los maestros se van a sumar a López Obrador, ellos tienen su propia agenda".

Fue el jueves 29 de agosto. La comentocracia hacía pronósticos sobre cuánto tiempo más se quedarían los profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y vaticinaba cómo unos días más tarde, el 8 de septiembre, la CNTE se dejaría liderar por Andrés Manuel López Obrador quien había convocado para entonces a una gran movilización contra la privatización de Pemex.

La CNTE y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de López Obrador no son lo mismo.

Se podrán definir como "de izquierda", podrán converger en marchas y opinar lo mismo sobre no pocas cosas, pero está claro que López Obrador no manda sobre la CNTE ni viceversa. Tampoco están divididos.

Se ponen de acuerdo porque tienen adversarios comunes, pero cada uno ostenta sus poderosos intereses individuales a los que no renunciará.

Aquello que el 29 de agosto me dijo Gabino Cué, quien falló en su pronóstico de que habría clases en Oaxaca "en unos cuantos días", me lo fueron replicando otros personajes encumbrados en la CNTE y Morena. Luego me lo ratificaron fuentes del Gobierno Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE): "si alguien piensa que la CNTE le va a entregar su movimiento a López Obrador no sabe de lo que está hablando".

La realidad confirmó el hecho cuando en contra de muchas sospechas la CNTE no liberó el Zócalo del DF para el mitin lopezobradorista. AMLO tuvo que cambiar de última hora el lugar de su convocatoria.

La CNTE surgió en la recta final de la década de los setenta del siglo pasado. Nació en Chiapas como una corriente realmente democratizadora de profesores muy bien preparados, cansados de los liderazgos autoritarios del SNTE, entonces bajo la férula del antecesor de Elba Esther Gordillo, Carlos Jonguitud Barrios. El movimiento empezó a despertar simpatía. Los radicales se les unieron y terminaron por deglutirlos. Con el paso de los años la CNTE se volvió un ente muy lejano a aquel ideal.

Desde hace más de tres décadas, la CNTE ha seguido fielmente su estrategia de lucha, mexicanizada de manuales de Lenin y Mao. Han aprendido a estirar la liga y soltarla justo antes de romperse para recoger sus ganancias (económicas la mayoría de ellas, políticas y judiciales otras), regresar a dar clases un rato en lo que se reagrupan para lanzarse de nuevo al frente de combate en busca de más beneficios. Los define uno de sus gritos de marcha: "¡El maestro luchando también está enseñando!". Es su manera de ver la vida (en la columna "Clash" del 11 de septiembre pasado hay más sobre este perfil de la CNTE).

Saciamorbos

Tres maestros líderes mueven a la CNTE desde Oaxaca. Un politburó de bajo perfil público que no va a las marchas ni concede entrevistas, pero que manda.

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