El eje Peña-Miranda-Bucareli, ¿Viene ahora la guerra?
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¿Eso quiere decir que viene la guerra?, le pregunté al subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, minutos después de que informara a los medios que no habrá diálogo con la CNTE hasta que los maestros regresen a dar clases en las escuelas.
–Eso quiere decir que las circunstancias cambiaron, que no podemos negociar contra la pared, ni atender demandas imposibles –se limitó a responderme el subsecretario.
Y esto querría decir también que, como perfilamos aquí el martes de la semana pasada, sí había una estrategia del Gobierno federal para salvar las elecciones del domingo y luego ponerle un hasta aquí a la CNTE. Una estrategia Peña Nieto-Miranda-Bucareli que incluía, necesariamente, la zanahoria de la suspensión indefinida de las evaluaciones a fin de reducir las tensiones entre las dirigencias y las bases de la CNTE.
“Habrá protestas de los maestros que no pondrán en riesgo las elecciones, y la suspensión se levantará antes de diciembre, si no es que antes”, propuse ese martes 2 de junio. Lo que no imaginé fue que el contragolpe del eje Los Pinos-Bucareli llegara entre las 24 y 72 horas posteriores a los comicios. ¿Qué viene ahora?
Creo que lo primero será una obligada demostración de poderío del ejército que los maestros desplegaron ayer en la Ciudad de México. No pueden marcharse derrotados y sin pelear. ¿Qué tan feroces se atreverán a ser?
Mediciones de los gobiernos federal y del DF coinciden que dos de cada tres mexicanos piden que se aplique la ley a los líderes de la CNTE y a quienes violenten y agredan. En términos sociológicos podría afirmarse que hay un consenso para el uso legítimo de la fuerza, un consenso para reprimir.
El problema es que en el gobierno del presidente Peña Nieto prevalecía el criterio de que no tiene caso detener a los líderes y atiborrar las cárceles, porque surgirán otras cabezas, menos conocidas y quizá más resueltas a apostar por el todo o nada. Y con el Presidente en Europa es impensable una imagen de sangre y muerte. Por no hablar de la debilidad en que se encuentra la administración de Miguel Ángel Mancera tras los resultados del domingo. Impensable, asimismo, un Jefe de Gobierno mermado que “reprime” al pueblo bueno.
Más que una declaración de guerra, el eje Peña Nieto-Miranda-Bucareli parece estar empleando las mismas armas de los maestros para traerlos de regreso a la mesa, pero con nuevas premisas, nuevas condiciones. Endurecerse para volver a negociar.
En menos de una semana deberemos tener idea de qué tan exitosa o calamitosa fue la estrategia. Ojalá se impongan la inteligencia y la política.
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