Gas Shale: Diálogo entre Rubén y Pancho

Opinión
/ 2 octubre 2015
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Eran las ocho de la mañana. En una mesa del restaurante Pour le France está el Gobernador Rubén Moreira en animada conversación con el medioambientalista lagunero, Francisco Valdés Pérez Gasga.

Rubén: Respeto tus posturas ecológicas, Pancho. Pero no las comparto porque creo que no has entendido cómo va a ser la explotación del gas shale, ya no es con explosiones, es con agua, misma que se recicla; esa agua que se inyecta se recupera, esa es la nueva operación.

Pancho: Tiene razón Gobernador; la fractura hidráulica se hace con agua. Una vez que el pozo se perfora, se le inyecta una mezcla de agua, arena y aditivos químicos para romper las pizarras y hacer que el gas y el petróleo atrapado en los resquicios de esas rocas puedan fluir hacia el exterior. Cada pozo requiere de 15 a 23 millones de litros de agua.

Sin embargo, esta es agua realmente consumida. Retirada del ciclo del agua. No es agua que se evaporará, que formará nubes que serán lluvia luego o que trasminará al suelo y luego a los mantos acuíferos. No es agua que se recupera o que pueda reciclarse.

La mayor parte del agua inyectada (con arena y aditivos) se queda bajo tierra, a cientos o miles de metros de la superficie.

Tan sólo entre el 15 y el 20 por ciento del agua empleada vuelve a la superficie y se le almacena en tanques o en estanques forrados de geomembranas. En esa agua deshechada, se han hallado niveles peligrosos de radioactividad, además de altas concentraciones de hidrocarburos.

Rubén: Pero insisto Pancho, esa agua se reutilizará.

Pancho: Claro, pero cuando esa agua de desecho es reinyectada en pozos muy profundos para deshacerse de ella, puede estimular fallas geológicas profundas y volverlas activas produciendo terremotos en donde antes no temblaba. Científicos sostienen que varios de los terremotos mayores ocurridos en la mitad de los EUA en 2011 y 2012 pudieron haber sido provocados por pozos cercanos donde se reinyecta agua de desecho (Science: 2013).

Rubén: Entiendo tus preocupaciones Pancho, pero estaremos muy al pendiente de que no se ocasionen daños.

Pancho: Pues será difícil evitarlos, señor Gobernador. Porque si cumple sus proyecciones, de diez mil pozos para Coahuila, estamos hablando de una cantidad entre 150 mil millones y 230 mil millones de agua en total, que serán extraídos de una zona semiárida como lo es el norte de Coahuila.

Rubén: No te entiendo, Pancho. La extracción de carbón ya la realizamos, ahora la alternativa está en el gas shale.

Pancho: Desde su perspectiva Gobernador, pero imagine los daños que causaría la explotación del gas a los trabajadores: De los 54 aditivos usados en el líquido de fracturación, 21 se dispersan por el aire. Todos causan daños a la piel, los ojos, el tracto gastrointestinal, el hígado y el sistema respiratorio. Diecinueve al sistema cardiovascular y al sistema nervioso, 17 a los riñones, 7 son mutágenos, 6 son cancerígenos.

Rubén: Si la cosa está así, entonces, ¿cuál es la alternativa para producir energía eléctrica?.

Pancho: Su pregunta señor, con todo respeto, está equivocada de origen. Coahuila y el mundo no enfrentan una crisis energética, enfrentamos una crisis de consumo. No hay energía que alcance para que todas y todos tengamos el último smartphone, o para que cambiemos de coche cada que las modas cambian. El problema es un modelo civilizatorio que con cada paso que da provoca desolación, destrucción y muerte.

Fuentes: Es un diálogo construido con notas de VANGUARDIA (23-03-14), Milenio Diario Laguna y la editorial de Francisco Valdés Pérez Gasga (23-03-14).




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