La propaganda del comisionado Castillo

Opinión
/ 2 octubre 2015

Tan notable como la velocidad con que el gobierno del presidente Peña Nieto ha actuado desde el miércoles para encarar la crisis en Michoacán es el ejercicio de propaganda que ha desplegado en paralelo. Quizá no mejore pronto la vida cotidiana de cientos de miles de ciudadanos, pero la batalla de las percepciones no puede perderse.

Reportes varias veces al día, noticias sobre la toma de control en zonas donde prevalecían los templarios o las autodefensas. En seis días, se informó ayer, fueron detenidos 38 presuntos criminales, liberados cinco secuestrados y la presencia de las fuerzas federales es sólida en 27 municipios de la tierra caliente, casi la totalidad. Vaya, hasta el ahora famoso padre Goyo ofició la misa dominical en Apatzingán sin chaleco antibalas.

Si era tan fácil poner orden, ¿por qué se tardaron tanto en hacerlo? La opinión de algunos periodistas en la tierra caliente es, sin embargo, mucho más cauta. Hablan de un repliegue táctico de los templarios y subrayan la firmeza del no de las autodefensas a desmovilizarse y deponer las armas.

Pero para el comisionado Alfredo Castillo las cosas llegaron a un punto en que "la presencia del Estado mexicano para volver a tomar el control y sustituir a las policías municipales y garantizar su seguridad", hace que las acciones y los argumentos de los grupos de autodefensa pierda razón.

¿En serio, comisionado? ¿Bastan unas maniobras de soldados y policías federales para que el presente deje de ser lúgubre y el futuro pinte luminoso?

Es propaganda. Propia de una fuerza de ocupación. La del comisionado Castillo.




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