Las fortunas de Rosario Robles y Ruiz Esparza
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Concluyo la revisión de cinco funcionarios del gabinete presidencial supuestamente muy ricos. Ayer vimos a Emilio Lozoya, Enrique Martínez y Martínez y Jesús Murillo Karam.
En el caso del director de Pemex, por cierto, un lector me ha hecho ver que, además de su éxito como consultor financiero y de empresas internacionales, está casado con Marielle Eckes. Ella forma parte de la familia que detenta desde hace un siglo el poderoso consorcio industrial alemán Eckes Granini Deutschland, con predominio europeo en el negocio de los jugos y ventas del orden de los 2 mil millones de dólares el año pasado. Dinero, pues, no parece faltar en la familia Lozoya-Eckes.
Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, 66 años. En 1977 llegó muy joven a una subdirección de la Secretaría de Hacienda. De 1981 a 1987 fue subsecretario y luego secretario de Gobierno del Estado de México, tiempos de Alfredo del Mazo. Con breves lagunas, no ha dejado el servicio público desde 1989: coordinador del Infonavit en el DF, director jurídico del IMSS, director de Administración en la CFE y secretario de Comunicaciones en el gobierno del Estado de México en tiempos de Enrique Peña Nieto. Ha reportado tener cuatro casas, un departamento, un terreno y una lancha. Me dijo ayer: “No me considero rico ni mi estilo de vida ha reflejado jamás tal condición. Soy servidor público ininterrumpidamente desde hace 45 años, y a lo largo de esta carrera de esfuerzo, dedicación y resultados tangibles, el producto de mi trabajo me ha permitido construir un patrimonio que ha sido público desde que es obligatorio hacerlo. Esto es: ha podido ser consultado desde entonces por cualquier ciudadano a través de las vías que existen para el efecto. Sistemáticamente y cumpliendo de manera irrestricta con la ley, he presentado mis declaraciones patrimoniales ante la autoridad y de ello hay constancia plena”.
Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social, 59 años. Vivió en carne propia brutales señalamientos de corrupción, conflicto de interés y riqueza mal habida: en 2001, durante el régimen de Andrés Manuel López Obrador, y en la crisis de los videoescándalos de 2004. Nada se le ha probado 14 años después. Su paso por el servicio público se limitaba al lapso 1994-2000, cuando fue diputada federal, secretaria y jefa de Gobierno del DF. Presidió el PRD de mediados de 2002 a mediados de 2003. Antes de regresar a la función pública a finales de 2012 tuvo una exitosa carrera como consultora política de mujeres en la empresa Sostén, que formó y dirigió con María de las Heras. Es más bien de esos funcionarios que batallan mensualmente para saldar la tarjeta de crédito.
MENOS DE 140 El próximo capítulo de la guerra sonorense tendría que ver con una cuota del gobierno de Padrés a TV Azteca por 40 millones. ¿Mensuales?