Librería Carlos Monsiváis

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La Reseña Geográfica y Estadística del Estado de Coahuila, publicada en 1909, explicaba que nuestra ciudad estaba entonces dividida en tres barrios: "el antiguo pueblo de San Esteban; el que habita la gente medianamente acomodada y aquel en donde viven los que tejen zarapes y frazadas". Daba noticia de los servicios de que disponía, ponderaba las cualidades del buen clima, cálido en verano y frío en invierno, y, entre otros, apuntaba un dato que resulta revelador en el ámbito de la cultura.
Expresaba que Saltillo era considerada una ciudad culta, tanto por la calidad con que se hacían sus periódicos, como por la cantidad de volúmenes en la biblioteca de la que llama "Escuela Fuente" (Ateneo Fuente), que sumaban 2 mil, así como por la presencia de las estatuas erigidas en honor a Ignacio Zaragoza y a Miguel Hidalgo.
Otra noticia que registra la importancia que los vecinos de la ciudad concedían a la presencia de libros es la inauguración en la Alameda, en 1948, de la hoy Biblioteca Pública Múzquiz Blanco. Con motivo de este acontecimiento, se organizaron conferencias y para presenciarlo, se invitó a personajes destacados del Distrito Federal y otras partes de la República.
Ocho años después, la prensa local ofrecía, como información de primera plana, la apertura de la librería Martínez: "Magno edificio fue inaugurado ayer". "De estilo modernista", se había instalado en la calle Zaragoza, luego de un "esfuerzo de 36 años a base de constancias y sacrificios de Arnulfo Martínez y sus hijos Enrique y Virgilio".
El orador de la ceremonia, que fue Adalberto Guillén, presidente del Club Rotarios, recordó en esa ceremonia que don Arnulfo tenía, en 1923, un "pequeño comercio de libros en la calle Aldama, frente a la de Acuña". El cronista consigna que el retrato de don Arnulfo destacaba al fondo del edificio (retrato que quienes tuvieron la fortuna de conocer la librería seguirían observando a lo largo de los años). Después de la ceremonia se sirvió "una rica chicharronada con exquisito guacamole rociada de cervezas, licores y refrescos", agrega el periódico.
Lo que viene a continuación, escrito igualmente por el reportero del diario, es clara muestra de la importancia concedida a la apertura de la Martínez: "El magnífico y flamante edificio (.) es una demostración palpable de que Saltillo marcha hacia el progreso gracias al entusiasmo y decisión de sus hombres de negocios".
Habrían de pasar décadas para que se convirtiera en noticia destacada la apertura de una librería. No fue sino hasta la llegada de la Julio Torri cuando eso ocurrió. De productiva actividad, origen de la Feria del Libro, constituyó un hito para los saltillenses, que en ella vieron cómo se cierra el círculo lector con la organización de un certamen de lectura, valga la redundancia.
El recuento lo completaban las librerías de Cristal, Zaragoza, la Universitaria, la Ixtaccihuatl, Educal, ubicada en la hoy Secretaría de Cultura, y Café LibreríaEl Elfo, otro espacio entrañable.
Hoy por hoy, el nacimiento de una librería ocupa un destacado sitio en el ámbito de la cultura de Saltillo. La Carlos Monsiváis viene a ofrecer la maravillosa posibilidad de adentrarse en ese mundo mágico pleno de experiencia, conocimiento, disfrute, emoción.
Ofrece mucho la nueva librería. La casa, que fuera propiedad de Luis Gutiérrez, fue objeto de una cuidadosa restauración que permite al visitante adentrarse en una suerte de túnel del tiempo. Pisos de barro y excelente trabajo de conservación del techo, que a base de ladrillos semejan una escena construida con libros, distribuidos en la cóncava concha de la estructura.
La clasificación es otro aspecto sobresaliente y novedoso en nuestra ciudad. Hay un área para niños perfectamente separada del resto, ofreciendo con ello la puerta a que se les considere un público distinto, con sus necesidades específicas y respetando sus gustos. Una sala para conferencias y presentaciones de libros que desde los primeros días se puso en marcha, y. una cafetería.
Esta presencia dota de enorme calidez al recinto. Al estilo de las cafebrerías del Distrito Federal, donde convive el espacio de la lectura con otro para disfrutar de ella, junto a una taza de café, la de aquí es como un remanso en el trajinar de todos los días. El que se conserve será un plus para el establecimiento, sitio en el que los jóvenes y no tan jóvenes nos aprestamos a disfrutar.
Está la Alameda Zaragoza como hermoso escenario que le da entorno. Ahí continúa la estatua a la que se refería la Reseña Geográfica. de 1909, la de Zaragoza, que le daba y da lustre a la población.
El arribo de la Librería Monsiváis relanza la idea de prestigiar a Saltillo, ahora en esta década del siglo 21. Deseable la multiplicación de librerías del mismo estilo.