Los diputados se hacen chiquitos ante lo artero
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Perdón por sonar a disco rayado, pero no se puede seguir premiando lo artero. No se puede estrangular carreteras federales, destruir las sedes de los partidos y salir fortalecido. Secuestrar mes y medio un eje vial y obtener un jugoso fondo de pensiones. Tomar el Zócalo, perjudicar a cientos de miles de ciudadanos, lesionar a 20 policías y recibir en pago la supresión de una reforma constitucional.
Lo que ocurrió ayer fue lógico con lo que ha venido ocurriendo. Los maestros de la CNTE sitiaron con miles de huestes el Palacio Legislativo de San Lázaro, los diputados se empequeñecieron y concedieron retirar de una minuta aprobada las reformas a la Ley General del Servicio Profesional Docente. Ni más ni menos, la Ley que normará la evaluación de los profesores, la que busca mejorar la calidad de los maestros y sancionar a quienes no aprueben.
"Será cuestión de dos a tres semanas para que recuperemos el punto y votemos esa Ley", me dijo ayer en la tarde Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los diputados del PRI. Ojalá. Ojalá y lo que presenciamos sea solo un hábil ejercicio para despresurizar las cosas y no una claudicación ante la violencia, lo artero.
Ojalá el episodio de ayer sea el final de una etapa en que, con la justificación de evitar un daño mayor, se consiente lo inaceptable. Ojalá a partir de ayer lo artero deje de ser rentable.
No se pide fuerza bruta, sino que el gobierno, los gobiernos, la autoridad, diriman los conflictos con anticipación e inteligencia, e impongan orden dentro de la legalidad.
De que el Estado sea Estado, el gobierno, gobierno, y el ciudadano, ciudadano con derechos plenos.