Oceanografía: Yáñez echa culpas

Opinión
/ 2 octubre 2015

Amado Yáñez Osuna, principal accionista de Oceanografía, cantó en la PGR y se lavó las manos del fraude a Banamex por casi cinco mil millones de pesos. Soy inocente, le dijo a la PGR, pues por atender problemas personales y a sus equipos de futbol en Querétaro y Campeche, desatendió la empresa que fundó su padre. Pero sí hubo responsables del desfalco, aclaró: Martín Díaz Álvarez, sobrino del exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz; la contralora de la empresa, Zaidel Terán; y los abogados del despacho que llevaba los asuntos jurídicos, White & Case, Vicente Corta, expresidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, y Raúl Fernández Briseño, socio del bufete. Ellos, no Yáñez Osuna, que enfrenta el proceso en su contra bajo fianza, son quienes a su juicio, deben ir a la cárcel.

El accionista mayoritario de Oceanografía entregó a la PGR como un manjar a Díaz Álvarez, quien reconoció que lo rescató en 2009, cuando la falta liquidez le impedía seguir operando y lo estaba llevando a la quiebra. Díaz Álvarez entró como director general y le dijo a Yáñez Osuna, según dijo a la PGR, que no se preocupara por darle un salario –de cualquier forma, afirmó, no tenía para pagarle-, pero que le diera como contraprestación el 15 por ciento de las acciones de la empresa. Sellado el trato, se hizo cargo de la reestructuración financiera.

Díaz Álvarez, quien llegó recomendado por el extenista internacional y consultor financiero, Oliver Fernández, le aseguró que podía conseguir créditos de Banamex y otros bancos para el rescate de Oceanografía. Su tío, Gil Díaz, era uno de los hombres cercanos del presidente del Consejo de Administración de Banamex, Roberto Hernández, con quien tenía una relación desde los 90, cuando el economista fue subsecretario de Hacienda y posteriormente vicegobernador del Banco de México. Al dejar el sector público, Hernández lo hizo miembro del Consejo de Administración de Banamex-Accival, tras de lo cual regresó al gobierno, como secretario de Hacienda del presidente Vicente Fox. Cuando su sobrino entró a Oceanografía, según las fechas aportadas por Yáñez Osuna, era director general del banco.

Yáñez Osuna dijo a la PGR que cuando llegó a Oceanografía Díaz Álvarez, despidió a los abogados y despachos contables que tenía, y llevó a su contralora, Zaidel Terán, pero no dejaba que nadie la ayudara. También contrató a Corta, quien había sido nombrado en la CONSAR por Gil Díaz cuando era secretario de Hacienda, y a Fernández Briseño. Yáñez Osuna dijo que él no estaba enterado de los manejos financieros y jurídicos. Estaba ocupado en las cuestiones técnicas operativas de la empresa, en la operación y funcionamiento de dos equipos profesionales de futbol y con asuntos personales, que me tenían prácticamente alejado de la empresa desde 2012, y casi todo 2013, se exculpó.

Martín Díaz, explicó, siempre le mostró los respaldos para los créditos –facturas falsificadas de Pemex- como legítimas, pues pasaban los filtros establecidos del contralor y del despacho jurídico corporativo. En todo momento consideré que las operaciones que se realizaban eran las correctas. Yo no intervenía en las negociaciones de los financiamientos ante los bancos. Todo lo hacía directamente Martín Díaz, por lo que toda la estrategia financiera y de financiamiento era decidida por él, después de ser revisado por los abogados y Zaidel.

Yáñez Osuna dijo haber sido mantenido totalmente al margen de la operación por Díaz Álvarez. Inclusive, aseguró, en la relación con Banamex, su socio no permitió que nadie más se involucrara. Aún más, afirmó bajo juramento, jamás conoció a los ejecutivos de Banamex, Emilio Granja, director de la Unidad de Energía y Químicos –contra quien hay orden de aprehensión-, y José González, director Corporativo, que se reunían con su socio en el salón de juntas contiguo a su oficina. Ante las autoridades, él está limpio de todo. Sin embargo, las investigaciones federales lo dejan mal parado.

Declaraciones de varios de los implicados desmienten la aseveración que nunca los conoció. Granja, por ejemplo, dijo a la PGR que lo conoció junto a Díaz Álvarez en Pemex en 2011, en una reunión solicitada porque la paraestatal se negó a pagar unas facturas por irregularidades, y en 2012, cuando fue a Banamex para evitar que congelaran las cuentas de Oceanografía por las mismas razones. Yáñez Osuna, quien está confrontado con la posibilidad de haber rendido testimonios falsos, reconoció implícitamente a la PGR, ser un delincuente confeso por haber desviado créditos a fines distintos para lo que se les otorgó, cuando trasladó empréstitos de Banamex a los equipos de futbol. Pese a todo, la PGR ha parecido laxa en su trato con Yáñez Osuna, lo que no significa que se mantenga en esa misma línea durante el proceso en donde se ventila uno de los desfalcos más notables de los últimos tiempos.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa


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