¿Por qué optó el Presidente por Eduardo Medina Mora?

Opinión
/ 2 octubre 2015

La pausa del fin de semana parece haber servido para juntar los votos que, bien hechas las sumas, no eran tan difíciles de conseguir. Unos 80 senadores elegirían quizá mañana mismo a Eduardo Medina Mora como ministro de la Suprema Corte de Justicia.

Disipadas ciertas señales contradictorias, Medina Mora cuenta con los 60 y tantos votos del PRI-Verde. El PAN podría presentarse dividido y aun así entregar más de 20 votos, que serían suficientes, especialmente si algunos perredistas apoyan al embajador en Washington, o se ausentan para garantizar las dos terceras partes que necesita el también exprocurador general de la República.

Medina Mora tiene amigos y aliados en la bancada del PAN. Francisco Búrquez, Ernesto Ruffo, Pilar Ortega, Marcela Torres, por citar. Los maderistas no lo ven con desafecto. Y los excompañeros de gabinete Ernesto Cordero y Javier Lozano no lo bloquearían.

Así es que de no ocurrir algo extraordinario, Medina Mora irá a la Suprema Corte. De ahí la pregunta de por qué el presidente Peña Nieto optó por un personaje que garantiza una larga confrontación con grupos políticos, sociales y académicos hostiles al procurador de “la guerra de Calderón” y “el michoacanazo”; al “diseñador de la represión de Atenco”; al “encubridor de homicidas” en la guardería ABC...

—¿Es tan riesgoso su arribo a la Corte?—le pregunto a la senadora del PRD Dolores Padierna.

—Muy –responde—. Él es artífice de hechos abominables del pasado que han dejado hondas y dolorosas huellas en la crisis de violencia que hoy se vive. Su nombre ha quedado ligado a atroces violaciones a los derechos humanos. Es un hombre que sistemáticamente ha violado la ley y la Constitución. No olvides que es requisito constitucional ineludible para ocupar el cargo de ministro tener buena reputación, ser honorable, competente y profesional. Medina Mora no cumple esos requisitos.  

En Los Pinos cuentan que no hay más estrategia que una relación de amistad y respeto profesional. Medina Mora quería regresar a México, comunicó el deseo de ir a la Corte y el Presidente le dio luz verde. Quedan las preguntas de por qué no esperó a noviembre, cuando se marchen los ministros Olga Sánchez y Juan Silva Meza. O por qué no empujó un perfil como el del procurador fiscal, Javier Laynez. O por qué no entregó la posición al Poder Judicial.

Sería otro triunfo de la eficacia política, con un PAN que no está muy animado con la idea de una segunda terna que dejaría al Presidente cerca de la eventualidad de nombrar directamente a uno de los suyos. Porque entre Medina Mora o un priísta tipo Alfredo Castillo, prefieren a alguien que, a fin de cuentas, les cae bien.

Y que protesten los que siempre protestan.

MENOS DE 140. No pudo hacer mucho la cancillería. Viene muy duro el informe del relator de la ONU sobre la tortura en México.

 

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