Y es que la raza va a querer sangre, Bronco

Opinión
/ 2 octubre 2015

El Bronco ya no se ve tan bronco. El discurso del hombre antisistema ya no latiguea. El pendenciero que arrasó hace dos semanas, modula las palabras. El limón en las almorranas de los políticos, como gustaba pintarse en la campaña, ya no se exprime igual.

Es lógico. El candidato independiente comienza a transmutarse en el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez. Yo no he comprometido nada, fui muy claro, quiero ver cómo están las cosas, quiero ver cómo recibo la casa, expresó al salir de la reunión con su adversario frontal, el gobernador Rodrigo Medina. Yo sigo en la misma postura de investigar. No estoy hablando de personas, yo siempre he hablado del gobierno. Todos los gobiernos que entran tienen que investigar a los que terminan, para que podamos dar certeza a los ciudadanos de las cosas que son y no son ciertas.

–¿Irías a fondo contra Rodrigo Medina? –le pregunté el domingo 10 de mayo, cuando ni los hostiles podían negar sus posibilidades de victoria.

–Lo vamos a revisar a fondo a él y al anterior, pero a través de una fiscalía anticorrupción que no dependa de mi gobierno –respondió.

–Vendrá la cacería de brujas.

–Vendrá la cacería de rateros.

Sí hablaba de personas y rateros. Pero el problema para El Bronco no radica en las verosimilitudes semánticas o sintácticas. El problema es que ofreció castigar a los corruptos y un millón 20 mil nuevoleoneses, 49% de los votantes, le creyeron. Sonaría lógico que la raza quiera ahora castigo. Cárcel. Sangre.

El Bronco, atareado celebrando su victoria y autocelebrándose, podría buscar un espacio para conversar con Jorge Castañeda, quien ayer me dijo al aire que la cacareada fiscalía anticorrupción, tutelada de alguna manera por él, no le servirá de gran cosa: si exonera, será por un pacto con los bandidos; si condena, será una cacería de brujas.

Castañeda le propone lo mismo que a Fox en 2000 y que el guanajuatense, norteado en la bruma que forman la borrachera del éxito y el miedo a tomar decisiones, rechazó: una comisión de la verdad, absoluta, absolutamente autónoma, integrada por personas impecables, que sobran en Nuevo León.

Y que la comisión vaya a fondo. Para que El Bronco cumpla su palabra tendrá que hacerse a un lado. Y aunque parece una contradicción, es más bien una puerta de salida que le permitiría honrar el compromiso y conectarse con la gobernabilidad y el futuro.

Parece paradoja, pero el éxito de El Bronco pasa más por la calma que por la bronca; por la reconciliación y la construcción de un gobierno que, en serio, aliente un renacimiento de Nuevo León.

MENOS DE 140 ¿Nuevo récord? Margarita Zavala llevaba 55 entrevistas entre el lunes y la tarde de ayer.

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