Y hoy resulta que no somos de la estatura de sus vidas

Opinión
/ 2 octubre 2015

Qué difícil es tratar de convertir una derrota en victoria. Era imposible discernir entre cinismo y convicción, verdad y mentira grosera, en la conferencia de El Piojo después del 4-4 con Trinidad y Tobago. Pero si el objetivo era cuando menos meter más goles que el rival, no hay forma de decir que se ganó.

Si se licitan 14 contratos de campos petroleros y sólo se colocan dos, es un fracaso. Es comprensible que el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el senador del PRI David Penchyna salgan a defender a muerte la reforma energética, pero cómo se parecían sus consideraciones a las del Piojo: que la transparencia de la licitación, la línea de cuatro, la actitud de los muchachos.

Habrá que estudiar y sacar un aprendizaje, me dijo sensato el presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, Juan Carlos Zepeda, y me explicó por qué piensa que, pese al triste dos de 14 en la primera fase de la Ronda Uno, el marcador puede dar la vuelta. Te lo digo este jueves: sí hay interés por invertir. Muchas empresas que participaron, se volverán a hacer presentes en las próximas licitaciones de esta misma ronda. Muchos se registraron para conocer el proceso, la normativa. Porque aunque el mercado esté deprimido, las cuencas mexicanas son competidas.

Antes del miércoles, la Secretaría de Energía calculaba que, por la Ronda Uno, se invertirían en el mediano plazo 22 mil millones de dólares. Zepeda me confirmó ayer que, sumada la inversión de los dos proyectos licitados, ingresarán unos 2 mil 600 millones de dólares. Es cierto que faltan varias fases, pero los 22 mil millones se ven tan lejos como los 6 mil millones de kilómetros que nos separan de Plutón.

Se debe ser realista, las compañías no están interesadas en invertir en México por dos razones, concluye el especialista David Shields. Una, en este momento no tienen flujo de efectivo, porque sus ingresos cayeron con la caída de los precios del petróleo. Dos, lo que está ofertando México simplemente no es muy bueno. Los mejores campos ya se entregaron a Pemex y lo que queda para las empresas privadas son yacimientos pequeños, aislados, poco atractivos. Las empresas vienen, ven y dicen: esperábamos algo mejor.

–¿Entonces, David?

–Es triste la situación. Tuvimos mala suerte en cuanto al momento de entrarle a esto. Estos campos, que no son tan buenos, a lo mejor lo serían con el precio del barril en 80 dólares. Debe cambiarse la estrategia. Licitar bloques más grandes. Y enfatizar que venga el capital privado a competir con Pemex en proyectos que tengan rentabilidad más segura.

Conclusión sobre el miércoles: contra Trinidad se empató a 4 y en el arranque de la fase histórica de la privatización de nuestro petróleo la goliza en contra fue 12-2. En el petróleo también se lleva un marcador.

MENOS DE 140 Uno de los hombres más felices ayer sobre la tierra era Miguel Ángel Mancera. Eso cuentan los suyos.

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