Cuidado con ser esclavo del apego

Círculo
/ 29 septiembre 2015

Quien sufre de apego se convierte en esclavo de un amo que él mismo ha creado.

Madrid, España.- Hay dos tipos de esclavos: los que llevan grilletes y los que han aprendido a ponérselos ellos mismos. El apego a la pareja, el dinero, el trabajo o la posición social se ha convertido en las cadenas de los hombres y mujeres de Occidente, que ven en ellos la única forma de ser feliz. Pero, sin saberlo, se han convertido en un segundo tipo de siervos, ya que han descubierto en ese apego un buen amo al que servir, ya que ellos mismos lo han creado.  

"Hablo de libertad interior, de la capacidad de no tener un amo, de alguien que te controle. Esa fuente de apego es la que determina tu dignidad personal, porque el apego corrompe y has de negociar con tus principios y tus valores", asegura el psicólogo, nacido en Italia y emigrado a Argentina, Walter Riso.

"Desapegarse sin anestesia" es el título de su último libro, en el que parte de su propia experiencia con varios pacientes y de las citas y enseñanzas de escritores, filósofos o psicólogos como Lao Tsé, Balzac, Abraham Maslow o la corriente budista, para acabar con ese apego esclavista. 

"Si sufres de apego, llegará un momento en que la libertad te amargará la vida", asegura Riso, para quien hemos aprendido a ver en el trabajo, la familia, la pareja, la aceptación o el placer unos pilares sobre los que asentar nuestra existencia, hasta el punto de creer que sin ellos toda nuestra vida se tambalearía.

El apego no es solamente un amo al que hay que obedecer, sino al que también hay que complacer. Esta necesidad que nosotros mismos creamos nos lleva a querer depender más de él, hasta que toda nuestra libertad queda supeditada a esa tiranía autoimpuesta. "Tú quedas atrapado o funcionas a la sombra de eso que te produce adicción", dice Riso, que compara el apego a una droga de la que es muy difícil desengancharse.

"Ser libre es poder preferir en vez de necesitar. Es la capacidad de elegir, el autogobierno, la autonomía. Si dependes de alguien para hacerte feliz, no eres tú mismo". Esta es la receta para combatir el apego, ya que la preferencia implica elección y no deber. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la libertad no es indiferencia. "Una persona libre de apego no es una persona irresponsable frente a los otros. Cuando es libre, es responsable y considera que los otros son interlocutores válidos".

LA REBELDIA COMO CELEBRACION

Desde hace ya un tiempo, las calles se han cansado de acoger revoluciones. O por lo menos eso plantea Riso. Ya no hay enemigos ni opresores a los que combatir, ni tampoco grandes ideales ni banderas ondeando que sirvan de guía. Según el libro, hay que despertar al "Espartaco interior", combatir desde el "silencio" y alcanzar en la propia persona esa libertad utópica por la que tanto luchó el pueblo en el pasado.

"Si no tienes libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?". Con esta frase del poeta italiano Arturo Graf, Riso asegura que no hay más libertad que la de aceptarse a sí mismo. La sociedad occidental se basa cada vez más en la ambición, buscando el ser y el conseguir más. Este apego a la pretensión lleva a los individuos a creer que su propia persona es lo que los demás hacen de él y no lo que él mismo es.

"En Occidente, para luchar contra el apego tenemos que negarnos, rebelarnos. Implica una actitud un poco irreverente, porque supone  decir 'no' a lo que la tradición manda y a lo que las convenciones sociales imponen". Allá donde la igualdad y la felicidad se han convertido en sinónimos, la aparición de la diferencia puede implicar un rechazo, pero para el autor es la única manera de conseguir la libertad.

ORIENTE CONTRA OCCIDENTE 

Mientras que en Oriente la gente se alegra de que los ríos fluyan, en Occidente se construyen presas para evitarlo. Según Riso, en los países asiáticos "educan desde la temprana edad a los niños en esta filosofía del desprendimiento y les enseñan a que, cuando dependen las cosas de ellos, uno lucha y, cuando no,  aprendes a perder".  

En "Desapegarse sin anestesia" se compara en numerosas ocasiones la vida con un río que fluye y donde nada permanece, al igual que ha hecho la tradición literaria y filosófica asiática. En estos países se considera la vida como un mero pasar, un tránsito donde nuestras acciones no tendrán huella más allá de lo que dure la vida. Sin embargo, la idea de inmortalidad parece haber calado en Occidente, donde la transitoriedad se ha convertido en un enemigo al que combatir, ya que cada acción que hacemos parece estar orientada a la eternidad.

Según Riso, nuestra sociedad, "orientada a la ambición excesiva" y donde se "educa para ser los mejores y no para ser felices", cada vez está adaptándose más a la cultura del desapego, ya que poco a poco va acercándose a Oriente, "algunas veces de forma correcta y otras como una moda".

DESTACADOS:

-- ¿Cómo alcanzar la libertad? Esta pregunta ha empezado a resonar con fuerza en la conciencia de la sociedad, que ha llevado a cuestionarse si las posesiones y apegos eran tan necesarios como dice la costumbre.

-- La rebeldía se plantea como la única forma de acabar con el apego, ya que en una sociedad donde la apariencia y la posición lo son todo, la diferencia es la única libertad existe.

-- "En Oriente están más avanzados, porque ellos educan desde temprana edad a los niños en la filosofía del desprendimiento". Walter Riso usa la filosofía Oriental como el camino a la liberación. 

Por José Garzón Moreta/EFE-Reportajes

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