Denuncia el grupo Pussy Riot torturas en prisión

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/ 29 septiembre 2015

    La Iglesia ortodoxa rusa condenó con dureza la "actuación" en febrero de la banda femenina de punk Pussy Riot en la catedral del Cristo Salvador de Moscú.

    Moscú, Rusia.- Las integrantes del grupo femenino punk ruso Pussy Riot denunciaron hoy haber sufrido torturas en prisión, en el segundo día del controvertido proceso en su contra en el tribunal del distrito de Jamovniki, en Moscú.

    "No puedo participar en el proceso. No hemos dormido ni recibido comida, eso es una tortura", dijo Maria Alyojina, de 24 años, citada por la agencia de noticias Interfax.

    La jueza permitió hoy hacer una pausa para comer y descansar decretada por el tribunal.

    La juez Marina Syrova rechazó hoy una solicitud de reprobación por parcialidad contra la propia magistrada. La defensa argumentaba que Syrova ignora los derechos de las acusadas.

    Durante el inicio el proceso el lunes, que duró unas diez horas, las mujeres no pudieron comer, beber o ir al baño, aseguraron. Defensores de los derechos humanos criticaron las condiciones de prisión preventiva indignantes en que se encuentran las acusadas.

    Syrova señaló hoy que los informes médicos prueban que las mujeres se encuentran en plenas facultades mentales y son imputables.

    El segundo día del proceso se celebró en una sala más pequeña del tribunal en la que no había espacio para muchos periodistas.

    Las tres mujeres, de entre 22 y 29 años, están acusadas de "vandalismo por odio religioso" por una espectacular y controvertida protesta en una iglesia contra el presidente Vladimir Putin, por lo que podrían ser condenadas a siete años de prisión.

    El grupo grabó un "rezo" en febrero al ritmo de la música en la catedral del Cristo Redentor de Moscú, pidiendo que Rusia se liberara de Putin. La fiscalía alega que con su baile "vulgar" en el altar hirieron los sentimientos religiosos de los creyentes.

    La Defensa ha denunciado que se trata de un proceso político en el que la influyente Iglesia ortodoxa rusa está siendo utilizada para ese objetivo.

    Un vigilante de seguridad de la catedral que forma parte de la acusación particular dijo que sufrío estrés psíquico y durante dos meses no pudo trabajar. Sin embargo, se mostró dispuesto al perdón. Se trata de un monaguillo, que pidió al tribunal una decisión justa. Un segundo trabajador de la iglesia rechazó sin embargo la disculpa alegando que era "superficial" y "blasfema".

    La acusación se basa sobre todo en estos nueve trabajadores de la iglesia para probar que las Pussy Riot hirieron los sentimientos de los creyentes.

    En una carta abierta, 25 escritores eclesiásticos se pronunciaron por un castigo a las artistas, informó el diario "Komsomolskaya Pravda". Creyentes ultraortodoxos exigen que las artistas sean expulsadas de Rusia. Las activistas, dos de ellas madres, llevan cinco meses en prisión preventiva.

    Mientras tanto, hoy se conoció una encuesta del instituto Levada según la cual la mayoría de los rusos consideran exagerada una pena de prisión por la protesta de Pussy Riot. Más del 50 por ciento considera que una condena a prisión sería desproporcionada, mientras el 33 por ciento sí la considera correcta.

    La mayoría considera más adecuado que sean obligadas a trabajar en algún proyecto comunitario o que se les imponga una multa. Sólo alrededor de una cuarta parte considera la acusación por vandalismo el verdadero motivo del proceso.

    El 17 por ciento cree que fueron acusadas por exigir la dimisión de Putin y el 20 por ciento que fue la cúpula rusa la iniciadora del proceso para intimidar a la oposición. El ocho por ciento cree que el propio Putin dirige el proceso.

    Además, el 47 por ciento considera que las mujeres hirieron la moral de la sociedad.

    En otro sondeo no representativo realizado por teléfono e Internet por la emisora echo Moskvy, crítica con el Kremlin, más del 70 por ciento de los oyentes llamaron a la banda a continuar su lucha política.

    El caso de las Pussy Riot divide a la Iglesia rusa

    La Iglesia ortodoxa rusa condenó con toda su dureza la controvertida "actuación" en febrero de la banda femenina de punk Pussy Riot en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, con la que con un baile ante el altar pidieron a Dios la liberación de Rusia de su presidente, Vladimir Putin. Sin embargo, no todos los creyentes defienden el controvertido proceso a las activistas críticas del Kremlin.

    La cúpula eclesiástica llamó a las mujeres "engendros del infierno" y "enviadas de Satán", alegando que Dios condenaba el hecho y exigía una dura pena, según dijo Vsevolod Chaplin, resposanble de las relaciones con la sociedad dentro del Patriarcado de la Iglesia ortodoxa rusa. Y criticó a todos los creyentes que defendieran su indulto y perdón.

    Sin embargo, el caso de las mujeres, que con su acto denunciaban la estrecha relación de Putin con el patriarca Kirill, y la ilícita vinculación de Estado e Iglesia, ha dividido la opinión de los cristianos rusos.

    "El patriarca cree en Putin. Mejor sería que él, el perro, creyera en dios", cantaron las mujeres en su obra "Madre de dios, virgen, ¡expulsa a Putin!" que se convirtió en número uno de Internet, para indignación de muchos. El video muestra las escenas de su actuación, cubiertas con máscaras, en la catedral de Moscú.

    La iglesia, que el dictador comunista Josef Stalin derribó, vuelve a ser hoy en día tras su reconstrucción el corazón del Cristianismo ruso-ortodoxo. El hecho de que las acusadas Nadeshda Tolokonnikov, de 22 años, Maria Alyojina, de 24 -ambas madres- y Yekaterina Samuzevich, de 29, llevaran a cabo en su sede un "rezo punk" político es considerado por muchos una difamación sin precedentes. Por eso, la fiscalía acusa a la banda de vandalismo por odio religioso.

    "Las acciones que hieran el sentimiento religioso son muy, muy peligrosas. Por eso hay derramamiento de sangre en el mundo", dijo Chaplin, conocido por su radicalismo religioso.

    Tras la acción ve un ataque general a la fe, como el que se daba en tiempos del comunismo. "Y por eso hay que actuar con toda dureza",señaló Chaplin en una entrevista-debate con la revista "The New Times", crítica con el Kremlin.

    Chaplin señaló y criticó duramente a los creyentes que denunciaran en foros eclesiásticos la línea dura de la Iglesia o pidieran públicamente la liberación de las Pussi Riot. Un famoso defensor de esa postura es el religioso Andrei Kurayev, que acusa a Chaplin y su entorno de graves errores en el trato del caso de las jóvenes músicas.

    Kurayev condenó la acción como inadmisible, pero considera que el Patriarcado reaccionó en exceso. "Para dejar que esa acción cayera en el olvido mejor habría sido actuar contra este escenario. Es decir, o simplemente no prestarle atención o reaccionar con amor cristiano", dijo recientemente en una entrevista con dpa. El encarcelamiento de las feministas daña la imagen de la Iglesia, alegó.

    Desde hace tiempo la incomodidad se siente en la base de la iglesia. Con cada día que las mujeres pasan en prisión, decenas de cristianos dan la espalda a la Iglesia, advirtió el actor Ivan Ojlobystin. No se puede reforzar la impresión de que el Patriarcado sólo sirve a los poderosos y al dinero, opina el famoso miembro de la Iglesia. "La iglesia no puede relacionarse con la falta de justicia", escribe el ex sacerdote en una carta abierta al patriarca Kiril.

    La Iglesia rusa reacciona tradicionalmente con crispación a las acciones de arte que tocan temas tabú, como sintieron también los expositores Andrei Yerofeyev y Yuri Samodurov cuando un tribunal los condenó a una multa en 2010 por instigación al odio religioso. En el proceso sobre la libertad artística la Justicia dio simplemente la razón a los creyentes, al considerar que se hirió sus sentimientos con la muestra "Arte Prohibido" de 2007, en la que entre otras cosas aparecía una figura de Micky Maus santificada.

    Las jóvenes de Pussy Riot reconocieron al inicio del proceso el lunes que fue quizá un fallo ético utilizar la catedral como lugar de protesta. Aseguraron que su intención no era herir a ningún cristiano, pero se mantuvieron firmes en sus críticas a las cada vez más "autoritarias tendencias" en Rusia que apoyan Putin y la Iglesia.




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