Emperatriz Josefina, una apasionada de los vinos

Círculo
/ 22 septiembre 2015

La primera esposa de Napoleón era una gran conocedora y su afición puede verse en una exposición en Roma

ROMA.- La emperatriz Josefina, la que fuera la primera esposa de Napoleón, era una apasionada de los buenos vinos y una gran conocedora del arte de la enología, una afición que puede verse desde hoy en Roma en la exposición "Los vinos de la emperatriz. La bodega de Josefina en Malmaison (1800-1814)".

Vinos franceses procedentes de regiones como Burdeos, Borgoña y Champagne; de Italia; del Mediterráneo, o de la Península Ibérica, y ron de Martinica eran algunos de los productos presentes en el inventario de la bodega del castillo francés de Malmaison, donde la emperatriz vivió tras divorciarse de Napoleón en 1809.

La muestra trae a Italia parte de este patrimonio vinícola a través de documentos y de una selección de piezas originales usadas en sus recepciones por la emperatriz, en cuya bodega, de más de 13 mil botellas, se encontraban productos de todo el mundo.

"Además de vinos franceses, en la bodega de la emperatriz Josefina había numerosos productos procedentes de España y Portugal", explicó a Efe Maria Elisa Tittoni, una de las comisarias de la muestra.

No faltaba tampoco el ron, con casi 332 botellas documentadas en el inventario del castillo de Malmaison, una bebida que la emperatriz usaba para elaborar el ponche siguiendo una personal receta heredada de sus orígenes criollos (Martinica, 1763-Francia, 1814).

La exposición, que puede verse desde hoy y hasta el 27 de febrero en el Museo Napoleónico de Roma, nace de este inventario redactado en 1814 tras la muerte de la emperatriz y permite, además, realizar un recorrido histórico por las costumbres de la época.

"La muestra ofrece varios caminos para conocer los usos y costumbres de la sociedad del siglo XIX", aseguró Tittoni.

Costumbres que incluían el uso de lujosas copas para servir el ponche elaboradas en Sèvres (Francia), tazas de café y vasos de agua, cristalerías con las iniciales en oro de la emperatriz y de su hija Hortensia, y lujosas copas de champán.

"Era obligación de la anfitriona servir el champán, y se hacía siempre desde arriba, para dar la sensación de estar ante una bebida más espumosa", explicó la comisaria de la muestra.

Procedente de reconocidas casas como François Irénée Ruinart o Jean Rémy Moët, el champán era "obligatorio" en las recepciones sociales en casa de la emperatriz.

Además, la presencia de numerosos vinos dulces y azucarados eran un reflejo, según la comisaria, de las costumbres del Antiguo Régimen que Josefina seguía manteniendo.

La exposición permite también conocer la influencia que tanto Josefina como Napoleón tuvieron en la producción vinícola posterior, al rescatar varios recipientes con motivos decorativos relativos al imperio napoleónico.

"Los símbolos napoleónicos representaban una garantía de la calidad del producto", explicó Tittoni.

Situada en el ala derecha del palacio de Malmaison, la bodega de Marie Josèphe Rose de Tascher de la Pagerie, conocida como Josefina, era una de las más importantes de la época por su "calidad, riqueza y diversidad", hasta que en 1830 fue destruida.

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