En Cannes conviven el glamour, los excesos y el sexo
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Los precios en las industrias ilegales se triplican y hacen su agosto durante las dos semanas que dura el festival de cine
CANNES.- En el Festival de Cannes todo es en exceso: las películas, las estrellas, los yates y las fiestas, pero también la parte ilegal como el alcohol, el sexo o las drogas.
Y es que durante los 12 días que dura el festival, también existe una alta demanda de servicios clandestinos que, al margen de la ley, realizan un negocio igual o quizá más lucrativo que el de hacer películas.
El alcohol está permitido por las leyes, pero se vende en exceso y a precios descomunales que comienzan en los cuatro euros (66 pesos) por cerveza de lata, ya sea en los cafés o restaurantes que rodean al llamado Palacio de Festivales, el centro neurálgico del certamen.
Ese precio es el más accesible, pues un tarro con 500 mililitros de cebada fermentada puede alcanzar los seis y hasta ocho euros (132 pesos) en los sofisticados restaurantes de este lugar.
El flujo de cerveza es tal que incluso en el McDonalds de la Criossete (la costera de Cannes) los consumidores pueden cambiar la bebida incluida en su McTrío por una lata de cerveza Heniken, por menos de dos euros extras.
No hablemos de los vinos tintos, rosados o blancos. O de destilados como el vodka, whiskey, ron o tequila, cuyos precios comienzan en los 12 euros (198 pesos). Los más baratos.
Cuando cae la noche en Cannes y las luces de los yates comienzan a aparecer en el mar, también lo hacen las prostitutas que buscan hacer su agosto en el lluvioso mayo.
Su modus operandi es principalmente a través de supuestas agencias de modelaje que las coloca en las fiestas.
En estos eventos cazan a sus clientes que luego "estafan" en sus respectivos hoteles.
También, a unos 200 metros de la glamourosa alfombra roja se puede entrar a table dances que, disfrazados de piano bar o con una discreta fachada, reciben con discreción a sus clientes, previamente seleccionados por discrecional reparto de folletos publicitarios.
Si bien no hay cover, la cerveza en su interior no cuesta menos de diez euros y los licores se venden a partir de los 20 euros. Eso sí las chicas piden solamente bebidas de 38 euros para acompañarlos en la noche. Por supuesto este aumento también sucede en los bailes o en los contactos sexuales.
"En temporada de festival todo sube de precio", relata uno de los recepcionistas del Hotel Ibis Styiles de Cannes, quien asegura que el certamen cinematográfico es la "temporada alta" de toda la ciudad y cada industria triplica al menos sus precios habituales. Todo un negocio que está a a la mano.