Finalmente se ve el cine mexicano: Arturo Ripstein
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Ripstein rehuye de la etiqueta de cine latinoamericano ya que considera que cada país tiene su propia personalidad.
Venecia, Italia.- Para el director mexicano Arturo Ripstein, que hoy recibe un reconocimiento en el Festival de Venecia por sus 50 años detrás de las cámaras, las películas que se hacen en Latinoamérica se están colocando a la vanguardia del cine.
El auge de la cinematografía de esa región, que se demuestra también con la presencia de una película argentina ("El clan") y una venezolana ("Desde allá") en la sección oficial, se debe a que "América Latina está teniendo una mirada importante respecto a lo que va a ocurrir en la cinematografía. Finalmente se nos empieza a escuchar y sobre todo a ver".
No obstante, Ripstein rehuye de la etiqueta de cine latinoamericano ya que considera que cada país tiene su propia personalidad. "Siempre me ha parecido que la noción de Latinoamérica es rigurosa geopolítica", explicó el realizador, para quien poco tiene que ver una novela o una película ecuatoriana con una chilena. "Somos bien distintos, pero bien cercanos", precisó el que fuera asistente de Buñuel en "El ángel exterminador", y diese sus primeros pasos en el cine con un guión escrito por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez en "Tiempo de morir" (1965).
Sin embargo, su esposa y guionista Paz Alicia Garciadiego le contradijo. En su opinión, a pesar de considerarse mexicanísima, su patria es el español. "Yo no creo que seamos tan distintos, creo que somos iguales. Creo que haber sido colonia, haber sido forjados pensando en que el parámetro estaba de este lado del Atlántico nos hace menospreciarnos. Ahora, probablemente por razones económicas, estamos dejando de minusvalorarnos", explicó.
Con motivo del homenaje que hoy recibe, Ripstein estrena fuera de concurso "La calle de la Amargura", habitada por prostitutas viejas, enanos campeones de lucha libre, ancianas desvalidas o adolescentes problemáticas.
Se trata de un mundo de marginados que Rispstein configura en blanco y negro. Basada en hechos reales, la trama se centra en dos prostitutas ya entradas en años (Nora Velázquez y Patricia Reyes Spíndola) que accidentalmente matan a los enanos.
Hijo de productor, la vida de Ripstein transcurrió en estudios de cine. "Yo empecé a conocer el rostro de México, el rostro de México que me presentaba el cine mexicano en blanco y negro. Entiendo que es un elemento que provoca la imaginación, porque no es el realismo que el color nos otorga y los espectadores me ayudan a terminar la película", explicó el cineasta su decisión estética.
"No pude hacer todas mis películas en blanco y negro porque los productores no me dejaron. Yo lo hubiera querido hacer", señaló el realizador, quien recordó que todos los grandes fotógrafos de fotos fijas hacen sus trabajos en blanco y negro e incluso el pintor Pablo Picasso abogó por esta técnica al afirmar que el color debilita. "Y viendo la obra en blanco en negro del pintor uno entiende por qué. La vida, concluyó, es en blanco y negro".
"La calle de la Amargura", que recibió un discreto aplauso, retrata un mundo sórdido de marginados que no oculta los problemas sociales de México actual.
Afortunadamente se ha dejado atrás el realismo mágico, "bienvenido el realismo que sea", defendió Garciadiego. "El realismo mágico se lee muy bien en la literatura, pero se ve espantoso en la pantalla. A lo largo 40 años de películas en torno a historias de realismo mágico creo que no hay una sola que haya sobrevivido la historia del tiempo", señaló.
Cuando a Ripstein se le preguntó sobre qué es lo que le hizo feliz detrás de la cámara a lo largo de su carrera, el realizador de 71 años sacó a relucir toda su ironía y explicó: "Uno está detrás de la cámara exactamente por desdichado, por infeliz, por triste, por ansioso, por vengativo y por ansioso. Yo filmo por rencor y filmo en contra. Y de alguna manera ser así de mala persona me hace muy feliz", explicó con sorna haciendo reír a todos los periodistas presentes en la sala.