Kaspárov, 50 años de un genio
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Kaspárov dejó el ajedrez el 10 de marzo de 2005 tras ganar por novena vez el torneo de Linares.
Moscú, Rusia.- El ruso Garry Kaspárov, considerado el mejor ajedrecista de la historia, cumple 50 años mañana, sábado, alejado de los tableros y enfrascado en una nueva pasión: la política.
"(Vladímir) Putin no acabará los seis años de mandato. Presidirá el país dos años como máximo. No podrá dirigir un país donde el 70 por ciento de la población de las grandes ciudades se opone a su gestión", aseguró Kaspárov a Efe en marzo de 2012.
Kaspárov dejó el ajedrez el 10 de marzo de 2005 tras ganar por novena vez el torneo de Linares y desde entonces ha dedicado casi todas sus energías a forjarse una carrera como destacado dirigente de la oposición extraparlamentaria rusa.
Su participación en protestas contra el Kremlin y su activa defensa de las libertades políticas en Rusia le han costado varias detenciones, no pocas magulladuras e incluso cinco días de arresto administrativo en 2007.
Precisamente, por esta labor ha sido reconocido con el premio anual de derechos humanos de la organización UN Watch, que le definió como "no sólo uno de los hombres más inteligentes del mundo, sino también uno de los más valientes".
Kaspárov no dudó en salir en defensa del abogado Serguéi Magnitski, que murió en prisión preventiva, o del grupo punk Pussy Riot, dos de cuyos miembros han sido condenados a dos años de cárcel.
Con todo, Kaspárov no ha logrado en la política las cotas que alcanzó en los tableros, donde se proclamó campeón mundial con sólo 22 años (1985) ante Anatoli Kárpov, rivalidad que ha pasado a la historia del ajedrez.
"Nuestra rivalidad ayudó a Kaspárov a progresar y entender mejor el ajedrez. Él aprendía muy rápido y, además, era doce años más joven que yo", señaló a Efe Kárpov.
El primer enfrentamiento entre ambos tuvo lugar en Moscú en 1984 y concluyó con la victoria de Kárpov por 25-23, pugna que se prolongó durante cinco meses y tuvo que ser abruptamente interrumpida por el agotamiento físico de ambos ajedrecistas.
"En la Sala de Columnas de la sede de los sindicatos soviéticos comenzó nuestra rivalidad, y precisamente allí nació el ajedrez moderno", rememoró Kaspárov.
En los siguientes años, los dos ajedrecistas se enfrentaron en otras tres ocasiones, con un balance de dos victorias para Kaspárov en 1985 (Moscú) y 1986 (Leningrado y Londres), y tablas (12-12) en Sevilla en 1987.
Sea con conferencias, libros o asesorando a futuros campeones, Kaspárov sigue vinculado al deporte ciencia que revolucionó en los años 80 del siglo pasado tras proclamarse campeón mundial y provocar una escisión en la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) de la que ésta aún no se ha recuperado.
Recientemente, Kaspárov reconoció que se arrepiente de su decisión de romper con la federación internacional, que no logró superar el cisma hasta 2006, ya que esa decisión frenó la evolución del ajedrez.
Kaspárov dominó el ajedrez durante casi dos décadas, en las que popularizó este deporte en todo el mundo y protagonizó en 1997 el primer duelo entre el hombre y una máquina, Deep Blue.
El "Ogro de Bakú", como era conocido por sus arranques de genio este judío-armenio nacido en la capital de Azerbaiyán, acrecentó su leyenda pese a caer derrotado ante la computadora por 3,5 puntos contra 2,5.
Dos años más tarde, Kaspárov se enfrentó al resto del mundo durante una partida vía internet en la que tomaron parte más de 50.000 personas y que se saldó con la victoria del ruso, que describió este hito como "la partida más grande de la historia".
Kaspárov fue derrotado en el año 2000 por su compatriota y antiguo discípulo Vladímir Krámnik, que se convertiría en 2006 en el primer campeón mundial desde el cisma de la FIDE, pero siguió dominando el ajedrez hasta su retirada en 2005.
Desde entonces, el ajedrez profesional ha perdido gran parte de su atractivo, ya sea por la ausencia de jugadores carismáticos o por las tácticas conservadoras de los maestros, aunque millones de partidas son jugadas diariamente en internet.
Según los expertos, las esperanzas radican en el noruego Magnus Carlsen, que se entrenó durante un tiempo bajo las órdenes de Kaspárov y que a principios de año superó su marca de puntos en la clasificación mundial con 2.861 enteros, doce más que el histórico récord del ruso (2.849).
Carlsen, conocido como "El Mozart del ajedrez" tanto por su talento como por su carácter rebelde, tendrá la oportunidad de igualar a Kaspárov en noviembre si es capaz de derrotar al indio Viswanathan Anand y proclamarse campeón mundial con 22 años.
Kárpov: "Nuestra rivalidad ayudó a Kaspárov a ser mejor ajedrecista"
El ajedrecista ruso Anatoli Kárpov aseguró hoy a Efe que su legendaria rivalidad con Gary Kaspárov ayudó a su compatriota, que mañana cumple 50 años, a convertirse en un gran campeón y que sus difíciles relaciones personales han mejorado con el paso del tiempo.
"Yo ayudé a Kaspárov a progresar y entender mejor el ajedrez. Al principio, pensó que me ganaría con facilidad y la derrota (en 1984) fue para él un shock", señaló Kárpov durante una entrevista en su despacho de la Duma o cámara de diputados de Rusia.
Kárpov, de 61 años, destaca que el conocido como "Ogro de Bakú" era "una persona que aprendía muy rápido y, además, era doce años más joven", y que en su segundo enfrentamiento por el centro mundial en 1985 ya era un jugador totalmente diferente.
Diputado por el partido del Kremlin, Kárpov destaca que ahora mantiene unas "relaciones normales" con Kaspárov y aprovechó la ocasión para felicitarle por su cumpleaños.
"Le deseo lo mejor. Somos personas absolutamente distintas y en política también tenemos posturas diferentes. Para Kaspárov el mundo es o blanco o negro, y yo sé que hay grises y muchos otros colores. Él es un maximalista", dijo.
Kárpov reconoce que le cuesta entender el carácter "impulsivo" de Kaspárov, quien es uno de los líderes de la oposición extraparlamentaria rusa.
"Él aporta nerviosismo y yo eso no lo soporto. Y se lo he dicho, aunque a él no le gusta que le hagan objeciones. Las conversaciones deben tener una lógica, un espíritu positivo", señaló.
En concreto, recuerda que su difícil relación estuvo a punto de costarle a la Unión Soviética la derrota en las Olimpiadas de Ajedrez celebradas en 1986 en Dubai.
"Ambos entendíamos que era una vergüenza. Estábamos perdiendo porque dejamos que nuestras diferencias afectaran al equipo. Entonces, le dije a Gary que debíamos reunirnos y solucionar el problema", dijo.
"Le dije", rememora, "que debíamos dejar de lado nuestras discrepancias, liderar al equipo y llevarlo a la victoria, jugar sin descanso todas las partidas hasta el final del torneo independientemente de nuestro estado".
"Si aceptas estas condiciones, ganaremos, le comenté. Entonces, apartamos a los técnicos y directivos de la federación, y decidimos dirigir por nosotros mismos el equipo", dijo.
La alianza, impensable, entre ambos genios dio sus frutos, ya que la URSS ganó las Olimpiadas en la última partida con medio punto de ventaja sobre el Reino Unido, que cayó en el último momento ante España contra todo pronóstico.
Más recientemente, en noviembre de 2007, Kárpov demostró que "lo cortés no quita lo valiente" cuando acudió a visitar a su antiguo rival cuando éste fue detenido en Moscú y condenado a cinco días de arresto administrativo.
"Me enteré de su detención cuando daba una entrevista a la televisión en Madrid. Regresé al día siguiente y, aunque no comparto sus ideas políticas, decidí visitarlo ya que se encontraba en un momento difícil", señaló.
Kárpov dominó el ajedrez mundial durante una década (1975-85), pero nunca pudo enfrentarse al norteamericano Bobby Fisher, quien se negó a jugar con él.
"Todos querían que nos enfrentáramos. Hubiera sido la partida del siglo, pero lamentablemente nunca se celebró. Yo puedo decir que hice todo lo posible para jugar contra Fisher. Hubiera sido un gran episodio del siglo de oro del ajedrez", asevera.
Kárpov también cree que a él también le habría venido bien en plan personal y profesional, ya que "estaba muy bien preparado" y confiado en sus opciones.
"Tuvo algunos problemas personales. No creo, como dicen muchos, que (Fisher) me tuviera miedo. Creo que tuvo miedo de sí mismo. Vio que había aparecido un importante rival y, quizás, pensó que no aguantaría la presión", dijo .
Lamenta que el ajedrez haya perdido muchas posiciones frente al tenis o al golf.
"La última partida disputada frente a Kaspárov en el Mundial de Sevilla de 1987 abrió los noticiarios de la CNN", recuerda, nostálgico.
Kárpov aún juega, pero no al máximo nivel, ya que hace diez años que no participa en torneos mundiales, aunque los únicos cinco torneos que disputó el pasado año los ganó.
"Ya no juego cada día, pero sigo disfrutando del ajedrez. Fue mi profesión y ahora es mi hobby. Ya tengo 61 años, una edad avanzada para el ajedrez. El sistema nervioso ya no es tan fuerte. Las reacciones ya no son las mismas, uno no ve las variantes con tanta rapidez, pero el conocimiento no desaparece", señala.
Casi todas sus energías las dedica ahora a su red mundial de escuelas infantiles de ajedrez, que abarcan todos los continentes, menos Australia.
Kárpov se propone convertir el ajedrez en asignatura obligatoria en las escuelas, iniciativa que ya se aplica vía internet en algunos centros de Rusia y Estados Unidos y que recibió recientemente el apoyo del Parlamento Europeo y de la UNESCO.
"El ajedrez enseña a pensar correctamente, a analizar, a tomar decisiones, a defender tus posturas, a tener principios claros, a ser disciplinado y a coordinar el trabajo", subraya.
Por Ignacio Ortega/EFE