Merkel asciende al Olimpo de Kohl y Adenauer
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"República Merkel", tituló el semanario alemán "Der Spiegel".
Berlín, Alemania.- El viernes por la mañana era fotografiada en un supermercado de Berlín haciendo compras con gesto distraído. El domingo por la tarde, Angela Merkel se convertía en mito. Con su arrollador triunfo en las elecciones, la canciller alemana abre una nueva era política en su país y ya es historia viva del siglo XXI.
Es posible que la conservadora de 59 años siga generando tanta admiración como rechazo dentro y fuera de Alemania. Pero seguidores y detractores coinciden: la dimensión de su victoria la eleva a un Olimpo de cancilleres alemanes que hasta ahora sólo tenía lugar para los también cristianodemócratas (CDU) Konrad Adenauer y Helmut Kohl.
"República Merkel", tituló el semanario alemán "Der Spiegel", según el cual "Alemania ya es definitivamente el país Angela Merkel". "Ésta es la edad de Merkel", consideró el británico "The Guardian". El francés "Le Figaro" observó que "la canciller tiene la ambición de hacer historia. Y ahora comienza a escribirla".
La sensación de vivir un momento histórico que se apoderó de muchos alemanes a medida que avanzaba el escrutinio la tarde del domingo puede explicarse en datos concretos.
Con el 41,5 por ciento de los votos, Merkel llevó a la CDU a su mejor resultado desde 1990, cuando Kohl se convirtió en primer canciller de la Alemania reunificada. Además, arañó la mayoría absoluta, una rareza con un único precedente en el país: la victoria de Adenauer en 1957.
Adenauer, Kohl y Merkel son los únicos cancilleres alemanes que ganaron dos reelecciones. Los tres lo hicieron en momentos adversos y cruciales.
Adenauer sedujo a una Alemania aún traumatizada por la guerra con un lema famoso: "Keine Experimente" (Nada de experimentos). La orgullosa potencia económica de hoy también tiene su miedo, la crisis que castiga a sus vecinos, y Merkel ofreció el antídoto en un slogan paralelo al de Adenauer: "Alemania es fuerte. Y debe seguir así". Nada de experimentos.
De Kohl, su mentor, Merkel aprendió la mecánica del poder. Pero si el legendario canciller de la reunificación dividía con sus opiniones -y su figura- contundentes y se alimentaba de la confrontación, su pupila lo superó con un estilo difuso y elusivo que la elevó a una popularidad récord en Alemania y anuló a sus rivales sin necesidad de elevar la voz.
Ésa es, finalmente, la contribución de Merkel a la historia política: el poder aplastante que no se percibe como tal, la flexibilidad que debilita cualquier golpe. "Es como si hiciera aikido, el arte marcial que aprovecha el impulso del rival para apartarse y dejarlo caer al vacío", definió el político liberal Wolfgang Kubicki.
La lista de víctimas es larga. Merkel fue la primera jefa mujer de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en 2000 tras dejar caer al "vacío al propio Kohl. Más que una toma de aikido fue un verdadero parricidio político. Cinco años más tarde, ganaba su primer mandato y se convertía en la primera canciller alemana en la historia.
Los socios de su primer gobierno, los socialdemócratas del SPD, salieron del experimento sumidos en una crisis de la que no se recuperan. También los del segundo mandato que ganó en 2009, los liberales del FDP, que el domingo sufrieron su peor resultado electoral y quedaron fuera del Parlamento por primera vez.
Entre tanto, la misma crisis del euro que tumbó a gobiernos de toda Europa fue para Merkel un arma con la que arrasó rivales, descabezó posibles sucesores, se convirtió en la mujer más poderosa del mundo y, desde el domingo, impregnó una nueva época de la política alemana.
¿Ambición de poder? Merkel la acepta sin complejos: "Quien quiere hacer política necesita contar con las condiciones necesarias. Es decir, mayorías. Lo que normalmente se denomina opción de poder. Y quien quiere tener mayorías, naturalmente debe luchar por ellas".
Nadie lo diría de la política que celebró el triunfo más importante de las últimas dos décadas en Alemania dando saltitos con timidez ante el público que le gritaba "¡An-gie! ¡An-gie!" y ofreciendo un discurso con más agradecimientos que ideas.
Tampoco de la mujer que horas antes de los comicios hacía fila pacientemente en un supermercado para guardar su compra en un bolso rojo.
Merkel en busca de un socio para gobernar: comienza el juego
Angela Merkel inició hoy la búsqueda de un socio de gobierno tras la debacle de los liberales, su aliado hasta ahora, aunque tanto socialdemócratas (SPD) como Verdes se mostraron cautos ante la idea de gobernar a la sombra de la canciller alemana, que ha venido acabando tanto con rivales como con socios.
Tras unas horas que hicieron pensar en una mayoría absoluta para la líder cristianodemócrata (CDU) en las elecciones del domingo, el país despertó hoy con una nueva incertidumbre por resolver: ¿Quién será la nueva pareja de baile de Merkel?
Con el 41,5 por ciento de los votos, Merkel llevó a la CDU a su mejor resultado desde 1990, cuando Helmut Kohl se convirtió en primer canciller de la Alemania reunificada.
No obstante, este éxito no es suficiente para poder gobernar sin la ayuda de un socio y llevó a Merkel a confirmar los primeros contactos con la oposición socialdemócrata (SPD) para formar un "gobierno estable" en Alemania.
Las negociaciones para formar un gobierno de coalición no serán fáciles. "Hay que discutir las cosas. Hará falta cierto tiempo", adelantó la mandataria alemana, mientras se negó a entrar en especulaciones sobre cuándo asumirá el poder el nuevo gobierno o sobre si existen líneas rojas en las negociaciones.
El SPD y Los Verdes querían una renovación en el poder. En su lugar, sus débiles resultados de un 25,7 por ciento y de un 8,4 por ciento, respectivamente, han provocado que se vean abocados a un posible gobierno de coalición del que podrían salir escaldados.
La formación de gobierno más probable es la "gran coalición" con los socialdemócratas, donde se podrían lograr acuerdos rápidos en materias como el mercado laboral, política social, mercados financieros y jubilaciones.
Sin embargo, los fantasmas de la pasada "gran coalición" con Merkel entre 2005 y 2009 volvieron a planear sobre las cabezas de la cúpula socialdemócrata.
Durante esos cuatro años de gobierno conjunto, el SPD se vio obligado a tomar decisiones impopulares como la introducción de la jubilación a los 67 años, que desembocó en el peor resultado electoral en la historia del partido, acusado de girar demasiado hacia la derecha.
El trauma está aún muy presente y tanto el presidente del partido, Sigmar Gabriel, como el candidato del SPD a la Cancillería, Peer Steinbrück, aseguraron que irán con pies de plomo y no se precipitarán hacia un gobierno con Merkel.
"No hay nada decidido aún. No hay ninguna decisión previa, ningún automatismo hacia una gran coalición", afirmó Gabriel, al hablar sobre el primer contacto con Merkel.
"El SPD tiene una visión clara de los puntos importantes de la próxima legislatura y no se va a agobiar. Nos tomaremos el tiempo necesario para analizar la oferta de Merkel", insistió y recordó que Merkel acaba de "arruinar" a su socio en el gobierno de coalición, el Partido Liberal (FDP), que no consiguió el mínimo necesario para entrar en el Bundestag (Cámara baja) al registrar un 4,8 por ciento de los votos.
Merkel podría ofrecer contrapartidas a los socialdemócratas para agilizar las negociaciones como la introducción de un salario mínimo o aplicar medidas para acabar con la precariedad laboral.
El otro posible socio de Merkel, el partido de Los Verdes, se alza como más improbable debido a grandes diferencias casi insalvables en política fiscal, social o medioambiental y a la fuerte oposición del partido hermanado de la CDU en Baviera, la Unión Cristianosocial (CSU).
"Actualmente apenas veo posibilidad alguna de formar gobierno con la CDU", declaró el presidente de la fracción parlamentaria de los Verdes, Jürgen Trittin.
En el caso de que la búsqueda de un socio de gobierno resultara infructuosa, Merkel podría gobernar en solitario y en minoría. Sin embargo, la mandataria alemana ya adelantó que esa no es una posibilidad debido al panorama tan complicado que se avecina en el ámbito europeo, donde habrá que tomar decisiones difíciles como un posible tercer paquete de rescate a Grecia.
Merkel se verá obligada a lidiar con sus posibles socios y con la CSU, donde su líder Horst Seehofer, está llamado a ser una piedra en el zapato de la mandataria alemana tras su abrumador éxito en las pasadas elecciones bávaras.
En caso extremo, la canciller alemana se vería obligada a convocar elecciones ante la incapacidad para formar gobierno. En este caso, el SPD podría salir aún más perjudicado por no asumir su responsabilidad política.
Por Almudena de Cabo y Pablo Sanguinetti/DPA