Mitos y negocios de la menstruación

Círculo
/ 22 septiembre 2015

El cuerpo de la mujer se prepara una vez al mes para un embarazo. Pero si el óvulo no es fecundado, se expulsa. Es un proceso de lo más natural, pero también doloroso.

Buenos Aires, Argentina.- En este momento, el 25 por ciento de las mujeres en el mundo está menstruando. Y la mayoría de ellas no lo dirá. Harán de cuenta que se sienten perfectamente. Y se sentirán culpables si están algo más irritables que otros días.

El cuerpo de la mujer se prepara una vez al mes para un embarazo. Pero si el óvulo no es fecundado, se expulsa. Es un proceso de lo más natural, pero también doloroso. Y rodeado a lo largo de los siglos de los más diversos mitos. Y negocios.

En muchas culturas, el inicio de la menstruación (menarquía) se celebra y se respetan los ciclos lunares mensuales, como tiempo de reflexión, renovación y poder femenino. Pero no en la occidental moderna.

Para muchas mujeres, la menstruación está asociada al dolor y la negatividad y rodeada de secretismo y misterio, lo que tiene efecto directo en la salud.

¿Por qué creemos que la sangre menstrual es algo negativo y sucio, si es la que iba a nutrir y proteger al feto? ¿Quién es el responsable de mantener vivos estos tabúes?

En la publicidad rara vez se utilizan las palabras "sangre" o "menstruación". Se habla de "esos días" y para demostrar la capacidad de absorción se utiliza un líquido azul. Y el mensaje es que cualquier protección debe ser lo más discreta posible.

La organización WEN (Women's Environmental Network) calculó que en 2001 se gastaron 24 millones de libras en publicidad para productos de higiene femenina descartables. Eso significa un bombardeo importante de una imaginería y un lenguaje que perpertuan las percepciones negativas sociales y culturales sobre la menstruación.

Por no hablar de la contaminación del medio ambiente. WEN calculó que en el Reino Unido se utilizan más de 3.000 millones de toallitas protectoras (compresas) cada año.

El documental "The Moon Inside You" (2009), una coproducción entre España y Eslovaquia, profundiza en todos estos temas de la mano de la sensibilidad y el humor de la directora Diana Fabiánová.

La directora eslovaca se propuso "deconstruir los fenómenos de la menstruación hasta hacer aflorar su naturaleza dual: una experiencia íntima y una construcción social".

La regla o el periodo están connotados con muchas cosas negativas. Sobre todo para los hombres, para los que es casi un tema tabú. Tanto que aún persisten mitos como que una mujer que está menstruando no puede hacer mayonesa. Claro que antes directamente se creía que la mujer perdía capacidad intelectual con la sangre.

Entre los objetivos del documental de Fabiánová estaba el de interrogarse acerca de los dolores, dado que ella misma los sufría y mucho. Una solución que encontró fue la práctica de la danza del vientre. El masaje que producen esos movimientos reduce la tensión en los ovarios. Un especialista tiene una solución aún más sencilla: masturbarse.

A eso la directora contrapone las teorías de un doctor brasileño, que vende fármacos que suprimen la menstruación. Unaidea que en su momento el movimiento feminista no hubiera desdeñado.

De hecho, existen píldoras que reducen la menstruación a una cada cuatro meses. Pero las consecuencias de manipular de esta manera los niveles naturales de hormona aún están por verse.

También hacen negocio con la menstruación los fabricantes de tampones y compresas (toallitas femeninas). Ya en los 70 era un reclamo de género que los productos para la menstruación fueran más baratos.

En ese sentido en los últimos años empezó a extenderse el uso de la copa menstrual, que por ahora fabrican al menos dos marcas. Se trata de una pequeña copa de silicona médica hipoalergénica de unos cinco centímetros de largo que la mujer introduce en su vagina y que recoge la sangre.

No tiene blanqueadores, ni desodorantes ni geles absorbentes. No interfiere con la flora vaginal ni está asociada al shock tóxico que generan otros productos descartables de higiene femenina.

Además es ecológica: Se calcula que una mujer llega a usar unas 10.000 toallitas (compresas) y tampones en toda su vida. En cambio la copa menstrual dura años. Se hierve antes de cada regla. Y luego se lava con agua.

No se la conoce mucho porque, claro, no es negocio. Cuesta unos 30 euros (41,5 dólares) y puede durar hasta diez años. Los fabricantes de compresas, que colocan en ellas productos para que parezca que la mujer sangra más aún de lo que sangra, no deben estar muy contentos.

Pero las mujeres sí, porque empiezan a rebelarse contra la negatividad y los negocios asociados a su cuerpo.

Así, varios libros de reciente publicación se ocupan del tema. "Luna roja", de Miranda Gray, se propone ahondar en lo que le sucede a la mujer durante el ciclo menstrual para que, por ejemplo, admita como natural que en ciertos momentos su biología le pida recogimiento porque su cuerpo está más vulnerable.

Y, sobre todo, que sepa que la irritabilidad que le genera tener que estar interactuando con mucha gente en esos momentos es de lo más normal. Y no tiene que sentirse mal por eso.

www.wen.org.uk/sanpro.

http://www.mooninsideyou.com/

http://www.mooncup.co.uk/

http://copamenstrualargentina.blogspot.com/

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