Paradoja australiana: Aumentan de peso aunque bajan drásticamente el consumo de azúcar
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Estudio reciente indica una relación inversa entre las tendencias en la prevalencia de la obesidad y el consumo de azúcar refinada
La prevalencia de la obesidad se ha triplicado entre la población australiana desde 1980. En Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, el consumo per cápita de sacarosa refinada disminuyó 23%; 10% y 20% respectivamente de 1980 a 2003.
Los autores de un estudio reciente al respecto, Alan W. Barclay y Jennie Brand-Miller, señalan que el presente análisis indica la existencia de una Paradoja Australiana, es decir, una relación inversa entre las tendencias seculares en la prevalencia de la obesidad (aumentó ~300%) y el consumo de azúcar refinada durante el mismo lapso (disminuyó ~20%). Los hallazgos ponen en entredicho el supuesto implícito de que los impuestos y otras medidas para reducir la ingesta de refrescos constituirían estrategias efectivas en los esfuerzos mundiales por reducir la obesidad".
Los autores sugieren que los esfuerzos por reducir la obesidad deben hacer mayor énfasis en disminuir la ingesta energética total (calorías) que en concentrarse en los azúcares y refrescos (gaseosas). "Claramente, será necesario combatir el consumo de energía que exceda los requerimientos a fin de detener la epidemia de obesidad. Sin embargo, un análisis reciente de las ingestas alimentarias de la población infantil australiana entre 1995 y 2007 reveló una disminución sustancial en el consumo de bebidas endulzadas con azúcar (la mitad como porcentaje de energía) en la última década, pero aumentó el porcentaje de energía consumida en forma de chocolate, pasteles y galletas, pizza y frituras envasadas.
Es más, la encuesta nacional sobre nutrición y actividad física infantil de 2007 (National Children's Nutrition and Physical Activity Survey) demostró que el azúcar y las bebidas azucaradas no eran alimentos 'extra' predominantes en las dietas de los niños australianos. Por lo tanto, el que haya mucho por ganar concentrando las políticas de salud pública en eliminar el azúcar y las bebidas endulzadas con azúcar está todavía por verse. La cuestión más preocupante es que este énfasis actual en los azúcares y refrescos podría causar que se pasen por alto otros factores determinantes de la obesidad más importantes".
Los autores realizaron un análisis sistemático de la literatura para examinar las tendencias en la obesidad y el consumo de azúcares y bebidas azucaradas en Australia, a fin de comparar las tendencias en Australia con las del Reino Unido y las de Estados Unidos (USA). "Además de la literatura evaluada por pares, se exploró también la literatura, publicaciones y datos publicados por el gobierno, las instituciones académicas y la industria". "Las bebidas endulzadas con edulcorantes calóricos" incluyeron los refrescos, las bebidas deportivas, el té helado y las aguas saborizadas. La otra categoría incluyó aguas naturales/minerales y bebidas endulzadas con edulcorantes no calóricos (edulcorantes con pocas o ninguna caloría).
Este estudio tuvo como propósito analizar las tendencias en la obesidad y el consumo de azúcar en Australia durante los últimos 30 años, así como comparar y contrastar los patrones de las tendencias en obesidad y el consumo de azúcar en Australia con los del Reino Unido y Estados Unidos. La información sobre el consumo de azúcar en Australia, el Reino Unido y Estados Unidos se obtuvo con datos de la FAO para los años 1980-2003.
Cuando se consideraron todas las fuentes de edulcorantes calóricos, incluyendo los jarabes de maíz altos en fructosa, el consumo per cápita disminuyó en Australia (?16%) y en el Reino Unido (?5%), mientras que en Estados Unidos aumentó (+23%). En Australia las ventas de bebidas endulzadas con edulcorantes calóricos se redujeron 64 millones de litros de 2002 a 2006; además se redujo el porcentaje de niños que consumían bebidas endulzadas con azúcar entre 1995 y 2007. Estos hallazgos confirman la "Paradoja Australiana": una caída sustancial en la ingesta de azúcares al mismo tiempo que aumentó la obesidad. La implicación es que los esfuerzos por reducir la ingesta de azúcar podrían reducir el consumo, pero no así la prevalencia de la obesidad".
Liga al Estudio:
http://www.mdpi.com/2072-6643/3/4/491/
Autores: Alan W. Barclay y Jennie Brand-Miller
Publicación: Nutrients 2011, 3, 491-504; doi:10.3390/nu3040491