Presentan países emergentes un "Plan Marshall"
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Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, las cinco economías emergentes más sólidas del mundo, conforman el grupo denominado BRICS.
Bruselas, Bélgica.- "Europa se hará por la economía o no se hará". La frase pronunciada en 1950 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores francés Robert Schuman suena estos días de grave crisis en la eurozona más que profética. Y en un mundo cada vez más multipolar, las cosas cambian muy deprisa: ¿los "pobres", en vías de desarrollo, ayudarán ahora a los "ricos" europeos?
Y es que potencias emergentes como China, Brasil o India ofrecen ahora una mano a la "vieja Europa" para superar su crisis de deuda. "Vamos a ver qué hacer para ayudar a la Unión Europea a salir de esa situación", declaraba este martes el ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega. ¿Aceptará Europa que los 'pobres' la ayuden con un 'Plan Marshall'?, como el que puso en marcha Estados Unidos para reconstruir el viejo continente, tras la II Guerra Mundial.
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, las cinco economías emergentes más sólidas del mundo, conforman el grupo denominado BRICS. Por ello -de manera irónica- se ha llegado a establecer una comparación dolorosa para algunos de los socios más frágiles del euro, en el sentido de que los BRICS ayudarán a los PIIGS, neologismo acuñado por la prensa euroescéptica británica para definir (por la primera letra en inglés) a Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, bajo la lupa de los mercados.
Según alertan los expertos en Bruselas, es la carencia de un gobierno económico comunitario, que integre una amalgama sólida y coordinada de políticas monetarias y fiscales entre otros ingredientes, uno de los detonantes que ha puesto a la eurozona, y especialmente a Grecia, su eslabón más débil, al borde de una posible "bancarrota controlada", extremo rechazado de plano hoy por el presidente galo, Nicolas Sarkozy.
La autoestima de Europa en relación con el proyecto de construcción política del bloque y sobre todo en torno al vigor de su moneda, la segunda divisa mundial de referencia, tras el dólar, parece tocada: incluso China, Brasil, India, o Sudáfrica, como países emergentes, ofrecen ayuda a la Europa en crisis. Se trata, no obstante, de una "solidaridad interesada": Europa es un importante socio comercial, al que no conviene dejar caer.
En ese sentido, el "europesimismo" crece, alimentado por la crisis de deuda soberana: el 53 por ciento de ciudadanos europeos considera que el euro es negativo para sus economías, según los resultados de una encuesta realizada en 12 de los 27 socios de la Unión Europea (UE) por parte del "German Marshall Fund", un grupo de reflexión privado que promueve las relaciones euro-atlánticas.
En realidad, Schuman daba con su declaración del 9 de mayo de 1950 el primer gran paso para la construcción de la unión política del Viejo Continente, la cual parece -hoy en día- todavía muy imperfecta.
Casi seis décadas después, Europa parece haber entrado en una crisis de fe en su propio proyecto. "Obama pide a Europa que muestre unidad", titulaba este miércoles el rotativo galo "Le Monde". "Obama exige a Europa mayores esfuerzos para superar la crisis de endeudamiento", subrayaba el germano "Frankfurter Rundschau".
El nerviosismo al otro lado del Atlántico sobre la posibilidad de suspensión de pagos de Grecia -y su efecto dominó en el resto de economías- es tal que la Casa Blanca ha decidido enviar como "observador" a la próxima reunión de ministros de economía del bloque este viernes en Breslavia al secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
En las últimas semanas y días, a las múltiples informaciones y rumores sobre la inminente quiebra de Grecia, un hecho sin precedentes en la historia del euro, nacido en 1999, se agregan varios vaticinios funestos.
Incluso algunas de las personalidades que participaron en la creación de la Unión Económica y Monetaria, como el ex presidente del gobierno español Felipe González, lanzan mensajes apocalípticos sobre el estado de las cosas: "Severo, con cierto grado de alarma y emergencia...la eurozona está al borde de un abismo que puede ser irreversible", dijo este martes.
Mientras tanto, resulta significativo que la "troika del crédito" formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), hayan aplazado hasta el lunes su próxima y quizás definitiva misión de observación a Atenas, con el fin de comprobar que el país cumple con sus compromisos de ajuste y esfuerzo fiscal a cambio del sexto tramo de ayudas (de cerca de 8.000 millones de euros, a partir del primer rescate de 110.000 millones).
Sus expertos esperan que en la reunión informal de ministros de Finanzas en Breslavia se produzca algún avance sustancial que permita relajar las fuertes tensiones en la eurozona.
En este sentido, la conversación telefónica tripartita de hoy entre la canciller alemana, Angela Merkel, Sarkozy, y el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, prevista para esta tarde, debería calmar un poco los ánimos de los mercados y las agencias de rating.
Si hace solo 12 años se hablaba de "euroentusiasmo" hoy se habla más bien de "eurodepresión".