Raíces históricas de la violencia de género

Círculo
/ 23 septiembre 2015

Aunque en los últimos tiempos la violencia machista ha sido estudiada desde numerosas perspectivas, se ha investigado muy poco sobre su legitimación histórica.

Madrid, España.-En la villa vasca de Gernika, María San Juan, una mujer casada, presenta una denuncia contra Lope de Albiz, a quien acusa de acoso y de dos intentos fallidos de agresión sexual. Podría tratarse del penúltimo caso de violencia de género, pero los hechos sucedieron mucho tiempo atrás: se remontan a finales del siglo XV.

¿Cuál es el origen de la violencia de género? ¿Cuándo germinó la idea de que el cuerpo de la mujer podía ser posesión del hombre? El libro "Raíces profundas. La violencia contra las mujeres", trata de dar respuesta a estos interrogantes sobre un fenómeno que resulta tan difícil de erradicar porque está peligrosamente anclado en la sociedad.

Aunque en los últimos tiempos la violencia machista ha sido estudiada desde numerosas perspectivas, se ha investigado muy poco sobre su legitimación histórica. Pero "el historiador también tiene algo que decir en esta cuestión", dijo a dpa María Jesús Fuente, coautora de este ensayo que acaba de llegar a las librerías.

"Queríamos que el libro fuera un granito de arena, una reflexión sobre el origen de la violencia y sobre cómo los hombres -y las mujeres- se han imbuido tanto en este tema que les llega a parecer lo más normal del mundo", explica esta doctora en Historia y profesora de Historia Medieval en la Universidad Carlos III de Madrid.

Así, según Fuente, lo que antaño se consideraban "crímenes pasionales" y ahora se llaman feminicidios son comportamientos tan antiguos como la sociedad patriarcal, pero parece que fue en la Edad Media cuando se afianzó el sistema de dominación a las mujeres, a través de un impulso jurídico y cultural que lo justificaba.

Para ilustrarlo, "Raíces profundas" arranca con un capítulo dedicado a la religión cristiana, a cargo del teólogo Juan José Tamayo. El autor de "Iglesia y sociedad en España" analiza distintos pasajes de la Biblia donde se pone de relieve la idea de inferioridad de la mujer respecto al hombre, su sumisión a él y diversos casos de de violencia, desde el ofrecimiento de las hijas de Lot a los sodomitas (Génesis) a los castigos de lapidación por adulterio.

"Esas bases religiosas (que también aparecen en el judaísmo y el islam) están legitimadas jurídicamente, empezando por las leyes romanas relacionadas con la familia hasta el derecho visigodo y los antiguos fueros", señala Fuente, autora de los libros "Reinas medievales" o "Velos y desvelos. Cristianas, musulmanas y judías en la España medieval".

Después, aquellas ideas fueron recogidas por tratadistas como don Alvaro de Luna (1390-1453), pero su mayor difusión se alcanzó con la literatura. "La parte literaria es fascinante", cuenta Fuente, "y es muy curioso porque esa difusión la hace muy a fondo el teatro barroco, que se inspira en temas medievales".

Mientras que las novelas o la poesía sólo estaban al alcance de quienes sabían leer, el teatro -que se representaba en los corrales de comedias- y los cantares de gesta, transmitidos oralmente por los juglares, llegaban a un público mucho más amplio. Una audiencia que "se reía muchísimo y aplaudía a rabiar" cuando se ridiculizaba o castigaba a la mujer por charlatana, desobediente o lujuriosa.

Así, obras tan conocidas como el "Cantar de Mio Cid" contienen pasajes de una enorme violencia machista, como el episodio de la afrenta de Corpes, pero quizá uno de los mejores ejemplos de este comportamiento se encuentra en el drama de Calderón de la Barca "El médico de su honra" (1635).

Esta historia de celos y desconfianza inspirada en la corte de Pedro I, en el siglo XIV, habla de un hombre que mata a su esposa por la sospecha de que ésta podría haberle sido infiel. "El honor, con sangre se lava", reza su credo. Y cuando acude al rey, máximo representante de la justicia, a explicarle su situación, éste lo entiende de igual manera. En casos como el suyo, sólo hay una solución: "Sángrala", le dice.

Sin embargo, la violencia tiene muchas caras, desde la psicológica a la económica, por lo que no debe reducirse sólo a la agresión física. Y aunque actualmente haya cobrado mayor visibilidad social, se ha producido durante mucho tiempo, en silencio.

De ahí la importancia de conocer la historia: "Hay que darse cuenta de ese bagage tan tremendo que vamos arrastrando desde tiempos tan lejanos", afirma Fuente. "Y de que precisamente por eso, por estar dentro de nosotros, es muy difícil sacarlo".

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