Reyes Magos, tradición que perdura en México

Nacional
/ 29 septiembre 2015

    Aunque esos festejos fueron impuestos por los conquistadores, esa costumbre de Oriente echó raíces sumamente profundas en nuestro país

    México, DF. A lo largo de medio milenio la tradición de los tres Reyes Magos ha ganado en México un brillo que no tienen estas festividades religiosas de otros partes del mundo.

    Porque cada 6 de enero niños, jóvenes y adultos vestidos de Melchor, Gaspar y Baltasar presiden las procesiones que salpican de  música las avenidas de ciudades y rancherías para recordar el nacimiento de Jesucristo.

    La fiesta comienza desde el momento en que los templos católicos abren sus puertas para dejar salir a las imágenes sacras de los Santos Reyes y a los lugareños que representan a Baltasar, el hombre maduro de piel oscura;  a Melchor, el anciano de barba blanca, y a Gaspar, el joven; que simbolizan las tres etapas de vida del ser humano.

    Celebración para honrar a los sabios y magos que hace más de dos milenios viajaron desde Persia, hoy Irán, hasta detenerse frente a una cueva de Belén en el antiguo Reino de Judá, y postrarse ante el Mesías, el hijo de Dios de acuerdo con la tradición judeo-cristiana, para brindarle sus mejores ofrendas.

    Mirra o goma aromática que se usaba para embalsamar a los muertos, incienso de los templos para honrar la divinidad del Niño Jesús y oro que simbolizaba el rango real del hijo de Dios que acababa de asumir una forma humana.

    Tres regalos, tres magos

     Esos tres tesoros "venidos del Paraíso", pero en aquellos años tenían un altísimo valor comercial, dieron origen a la versión comúnmente aceptada de que fueron Tres Reyes Magos y no una docena de sabios, magos, e incluso magas, los que rindieron tributo al hijo de Dios.

    Aunque hay pinturas muy antiguas representan a cuatro en lugar de tres reyes magos.

    Según versiones al alcance de los que no leen arameo, latín, hebreo, el Evangelio de Mateo es el único documento bíblico que menciona la existencia de unos magos o sabios que por muchos tiempo se dedicaron a escudriñar el cielo en busca de la "Estrella de Belén" que les anunciaría la llegada del Mesías, pero el texto no precisa cuántos magos eran.

    La leyenda relata que los Reyes Magos, o Santos Reyes, siguieron a una estrella que apareció por el Oeste con la forma de mujer que llevaba en su vientre a un niño coronado, aunque también se dice que pudo haber sido Sirio, la estrella más brillante del cielo nocturno vista desde la Tierra, la que los guió hasta Belén, que en arameo significa "casa del pan".

    Dos mil años después la tradición se renueva cada año en México a través del brillante y colorido vestuario que usan quienes representan a los magos de oriente con atuendos inspirados fielmente en las pinturas más antiguas donde los magos aparecen vestidos a la usanza persa, con pantalones ajustados al tobillo. Aunque fue a partir del siglo IX que empezaron a ser representados con coronas sobre sus cabezas.

    Sobre el "Nacimiento" que adorna los recintos públicos, los hogares y las iglesias mexicanas,  Jorge Blaschke relata en "Jesucristo o la historia falsificada"  (Lectorum, 2006) que esta tradición nació en el año 1223 gracias a la imaginación de San Francisco de Asís, que lo inventó para dar mayor lucimiento a las fiestas por el  nacimiento del hijo del Dios de los cristianos.

    Blaschke añade que San Francisco se inspiró en el Evangelio de Lucas según el cual "el niño fue colocado en un pesebre", para rodear al pequeño Jesús de animales que lo protegieran del frío.

    Y relata también que las imágenes de los tres Reyes Magos, de la estrella de Belén y del establo con los asnos y bueyes, no fueron canonizadas por la Iglesia romana sino hasta el siglo V o VI, debido a que se consideraban apócrifos.

     En todo caso, la primera vez en que los Magos de Oriente son identificados como los "Reyes Magos" fue en el año 526 a través de la espléndida pintura de San Apolinar Nuovo que se encuentra en la iglesia de San Apolonio en Rávena, Italia.

     México, santuario mundial de los Reyes

     Aunque las representaciones teatrales y los cortejos multitudinarios que caracterizan a estos festejos fueron impuestas por los conquistadores a golpe de espada y cruz, la tradición de los Reyes Magos de Oriente echó raíces sumamente profundas en México.

    Fue tan intensa la catequización que para las celebraciones de los Reyes Magos, los herederos de varias naciones y culturas prehispánicas hicieron suya la tradición que conserva un toque muy local.

    Prueba de ello es Tlaxomulco, Estado de México, donde sobrevive la misma procesión que se  ha venido realizando año con año "¡desde 1550 por lo menos!", escribió Claude Margolin en Les jeux à la Renaissance (L. Philosophique, 1982).

    Increíblemente los habitantes de Santiago Tlaxomulco, que ya fue alcanzado por la mancha urbana de Toluca, siguen representando la "Procesión de los Reyes Magos" ataviados a la usanza de hace 460 años, bajo el sonido de la flauta prehispánica y del tambor.

    "¿Dónde ha de nacer? ¿En qué ciudad? ¡Busquen eso rápidamente! ¡Explicádmelo, pues no vaya yo a quemaros, a desollaros, a convertiros en chicharrón, judiazos!", dice uno de los diálogos de la representación religiosa, recopilado por Miguel León Portilla y otros coautores del libro Teatro náhuatl (UNAM 1974).

    Con esta antigua obra representada en náhuatl, los Tres Reyes Magos renacen cada año a través de estos actores que les dan una marcada identidad indígena.

    Margolin sugiere que a través de las celebraciones de los Reyes en el siglo XVI, los españoles rescataron la infraestructura sociopolítica de las ciudades prehispánicas donde los distintos barrios o calpulli salen a la procesión portando sus propias banderas y estandartes.

    Por si fuera poco es en Tizimín, Yucatán, donde se encuentra el segundo santuario más importante del mundo dedicado a los Reyes Magos, se dan cita peregrinos de los rincones más apartados del estado.

    Los habitantes de esta ciudad, que anteriormente formó parte de la provincia maya de los Cupules, protagonizan  una solemne procesión encabezada por tres esculturas sacras dedicadas a los tres Reyes Magos.

    Fue así que deidades mayas como Yum Chac, el dios de la lluvia, Yum Ik, el dios del aire, o Yum Kaxx, dios del campo, emprendieron el camino del olvido dentro del imaginario colectivo de los mexicanos.

    Cada 6 de enero el santuario de Los Reyes Magos celebra una solemne misa donde los mariachis les dedican  las "Mañanitas" mientras los herederos de los antiguos mayas disfrutan de los juegos mecánicos y de la tradicional Rosca de Reyes preparada para la ocasión.

    El Santuario de los Reyes Magos más importante del mundo se encuentra en la catedral de Colonia, Alemania, donde se veneran sus supuestos huesos, que según múltiples versiones no son genuinos.

    Pero tanto allá como en México, esas inconsistencias en las versiones antiguas que sustentan el culto a los Tres Reyes Magos, han pasado a segundo plano, debido a que el mito y la leyenda se impusieron de manera contundente, muy por encima de cualquier evidencia histórica.

    Aún así, la primera conmoción al hurgar un poco en las distintas versiones sobre los Tres Reyes Magos ocurre al constatar que ni eran tres, ni eran reyes, y que incluso alguos textos sugieren que había mujeres entre los sabios o magos que llevaron ofrendas al Niño Jesús cuando ya tenía casi dos años.

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