CÍRCULO DE ORO 2025

Ignacio “Nacho” Valdez: una cocina que se abre a viejos amigos y nuevos por conocer

Desde hace más de una década, Nacho Valdez abrió en su propia casa una propuesta gastronómica que no sigue el camino de los restaurantes convencionales. En La Antojería la cocina es hogareña y la convivencia, una delicia

  • 14 diciembre 2025

Comer en un buen restaurante es un placer particular: una manera de escapar de lo cotidiano y transportarse a otro sitio, donde los platillos, la decoración, las mesas y el servicio se conjugan al crear una experiencia para los sentidos. Sin embargo, esta es incomparable a una buena comida en casa, porque cuando el sabor y la convivencia, la charla amena, la risa y las anécdotas, se reúnen en un ambiente íntimo no hay negocio que se le compare. Y esto es muy similar a lo que ha ocurrido en un domicilio de la calle Hidalgo, durante más de una década.

Porque Nacho Valdez no maneja un restaurante. Él cocina para quien quiera compartir la mesa con él y su pareja, Anita Salas. Las porciones son al gusto; la sazón, incomparable y el trato es afable y respetuoso. Sin reverencias, ni solemnidades. Ir a comer a La Antojería es mucho más de lo que cada platillo ofrece... y ofrecen bastante.

¿Quién no anhela ese sabor a hogar? Los almuerzos de la abuela, recién salidos de la estufa; las sopas y los guisos de mamá con ese ingrediente secreto: el amor de cocinar para quien se quiere.

“Me gusta de todo, me gusta mucho la parrilla, pero también cocino pastas, paella, arroz, puedo hacer casi cualquier tipo de comida, porque me gusta explorar y viajo, y con eso también amalgamas mucho de lo que vas probando en lo que vas cocinando”, dice Valdez sobre lo que suele servir en su hogar.

Fotógrafo de profesión, la cocina le ha acompañado desde la infancia. Su madre, recuerda, invitaba a sus amigos y novias a comer cuando le caían bien, “y a los que no me decía que los invitara es porque no le cayeron bien”. Por eso, para él la comida es compartir con el otro.

Así fue, en esencia, durante casi toda su vida. Además, al trabajar en el área de cultura por años, su casa se volvió el núcleo social para una buena parte de la comunidad artística coahuilense, con él a cargo del menú de cada reunión. Pero un momento de crisis económica detonó la idea que se convirtió en La Antojería.

“El concepto que queremos es que sea diferente a un restaurante establecido. Damos el servicio como nuestra casa, tú vienes y eres un invitado a nuestra mesa, compartes mesa con otras personas y compartimos la mesa nosotros también”, señala Valdez, quien casi desde el inicio ha sido apoyado en esta empresa por Anita, a su vez coanfitriona de cada comida.

De esta forma ha “compartido el pan” no solo con artistas, políticos, académicos y empresarios locales, además de ciudadanos en general; sino también con figuras de talla nacional e internacional como el actor Diego Luna, el filósofo Gilles Lipovetsky y el inversionista Marcus Dantus.

Y como el menú es distinto día con día, igual sucede con quienes se reúnen en su hogar. Entonces la convivencia ya no se limita solo a los anfitriones y los comensales, sino también entre estos últimos. Esa es otra diferencia con lo que ocurriría en un restaurante o en tu propia casa: convivir con desconocidos y salir siendo amigos es casi una garantía.

Por lo mismo, tampoco es de extrañar que aquí se hayan realizado ventas, otorgado becas y cerrado tratos de negocios, algunos de forma casual pero otros organizados de tal manera para aprovechar la intimidad y la confianza que otorga este ambiente único. Porque, además, entre la amplia colección de música que ameniza cada encuentro y las obras de artistas —principalmente coahuilenses— que pueblan la casa, tampoco es raro que la sobremesa se extienda. Total, ya se está en casa.

“Entre la entrada y el entremés tratamos de que siempre sea una sopa o una pasta o un arroz, algo así, y de entremés una ensalada, verduras asadas, más hacia las verduras o las frutas, y dos platos fuertes que siempre son o carne o pescado, mariscos, arroces, pastas o comida tradicional, de repente hacemos mole, enchiladas o cochinita”, menciona el cocinero sobre el menú diario.

Para él, no obstante, la experiencia inicia mucho antes, gracias en parte al disfrute que le genera ir a los supermercados y otros proveedores, algo que también heredó de su mamá. De ella aprendió no solo lo que ocurre en la cocina, sino lo que le precede. Desde escoger los ingredientes —y cultivarlos en algunas ocasiones— hasta saber cómo se mata a un animal y qué partes aprovechar, son conocimientos que siguen enriqueciendo su sazón.

“Si me encuentro cosas que están de temporada está súper bien; que nopalitos, cabuches, flores de palma, de calabaza, berenjenas, ahora que están sembrando chiles de diferentes tipos, esos los compramos y cocinamos [...]. Yo soy fan del cabrito y cada que puedo lo cocino, también cordero, de repente encuentro machitos y sí hacemos cosas que no hacen en otros lados, cosas de rancho. A mí me gusta mucho la sangre y la moronga, hacer fritada, pozole. Mi familia la mitad son chilangos, entonces también hago muchas cosas de ese estilo, como tostadas de tinga, de pata”, agrega. También resalta el cuidado que pone en su preparación, pues “yo no serviría algo que no me comería”.

Para Nacho Valdez la comida se comparte y a La Antojería nadie va solo a disfrutar de sus manjares, se va a convivir.

Chiles rellenos de lengua de res
6 porciones | 95 minutos

Ingredientes

  • - 1 kg ½ de lengua de res
  • - 6 tomates saladet grandes
  • - 1 cebolla blanca
  • - 6 dientes de ajo grandes
  • - 1 chile de serrano
  • - 1 tz. ½ de frijoles negros
  • - 3 cdas. de manteca de puerco
  • - 2 hojas de laurel
  • - 2 l de agua
  • - 6 chiles poblanos pequeños (se pueden sustituir por Anaheim o caribe dependiendo de si será plato fuerte o entrada y de el grado de picor que se desee).
  • - Comino recién molido
  • - Pimienta negra recién molida
  • - Queso cotija
  • - Hojas de tomillo
  • - Crema ácida

Procedimiento

  1. 1. En una vaporera o recipiente hondo con una parrilla al fondo, pon los 2 l de agua, 1 diente de ajo, 1/4 de cebolla blanca, las hojas de laurel, y la lengua dividida en trozos de unos 5 cm.
  2. 2. Tapa para que se cueza más rápido. Pon a hervir por alrededor de 1 h o hasta que este suave pero sin deshacerse. Reserva.
  3. 3. Licúa la tz. ½ de frijoles negros, 1 diente de ajo y ¼ de cebolla, hasta estar casi líquido.
  4. 4. Calienta una sartén honda y sofríe la mezcla con 1 cda. de manteca de cerdo.
  5. 5. Tapa y reserva.
  6. 6. Haz una incisión transversal a lo largo de los chiles que se van a rellenar, dejando un espacio sin cortar en el tallo y la punta, para que no se abran completamente. Con la ayuda de una cuchara cafetera, quita las semillas y las venas.
  7. 7. Calienta un comal a fuego alto.
  8. 8. Con una servilleta con un poco de aceite, barniza los chiles, tomates, ¼ de cebolla y los ajos. Ponlos sobre el comal a que se asen y dales vuelta hasta que la piel esté negra, cuidando que no se recosan. Deben quedar firmes y solo la piel suavizada. Ponlos en una bolsa de plástico y déjalos por 10 min. hasta que se separe la piel y pelalos.
  9. 9. Reserva los chiles que se van a rellenar.
  10. 10. Licúa los tomates, la cebolla, los ajos y el chile serrano asados. Sofríe por 5 min. con 1 cda. de manteca de puerco. Agrega pimienta negra recién molida y sal al gusto, y 1/2 cdta. de comino molido. Reserva.
  11. 11. Corta en julianas el tercio de cebolla restante y saltea en una cda. de carne de cerdo hasta que acitrone.
  12. 12. Agrega la lengua cocida y cortada en rebanadas de 1/2 cm aproximadamente, y ⅓ de la salsa preparada. Deja que sazone por 5 min.
  13. 13. Rellena los chiles con 1 cda. de los frijoles molidos y la lengua en salsa. Calienta en sartén por unos min. con 4 cdas. de agua y 1 de aceite, para que no se peguen. Mantén el sartén tapado y a fuego muy lento hasta servir.
  14. 14. Pon un poco de la salsa sobre el plato y extiendela hasta formar un espejo uniforme. Coloca al centro el chile relleno un poco abierto para que se vea la lengua. Sirve inmediatamente.
  15. 15. En el emplatado, como adorno final, se pueden agregar un poco de queso cotija, hojas de tomillo y gotas de crema ácida.
“NACHO” VALDEZ

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