CÍRCULO DE ORO 2025

Ivonne Orozco: los rituales que sostienen su cocina

Para Ivonne, la cocina es territorio de memoria y sensibilidad: un espacio donde la historia, el misticismo y el arte se entrelazan para honrar a las mujeres que la preceden y que siguen guiando su manera de cocinar

  • 14 diciembre 2025

En el corazón del Centro Histórico de Saltillo, entre el repique de campanas, las fachadas antiguas y aromas que se mezclan en las calles, Ivonne Mónica Orozco Matus transforma los ingredientes en relatos íntimos. Cada platillo que sirve en Las Delicias de Mi General es un cruce entre sabor, memoria y los gestos que aprendió de las mujeres que la formaron.

Hace 17 años dejó atrás el sector inmobiliario para seguir un llamado que, dice, escuchaba desde niña: el eco de sus ancestras. Así nació su restaurante, en la esquina de Nicolás Bravo y Juan Antonio de la Fuente, donde el rosa mexicano abraza el arte popular, las calaveras, los ingredientes regionales y las flores que Ivonne cambia cada día. Desde entonces honra su origen y a las mujeres que la precedieron, combinando historias y sazones que se actualizan en cada preparación.

Nacida en Ciudad de México, con raíces que enlazan Oaxaca y Veracruz, Ivonne creció al calor del maíz y el chile, bajo el resguardo de sus abuelas. Recuerda sus rituales: pedir permiso antes de cocinar, persignar los tamales y contarlos uno a uno como un gesto de abundancia. En esas cocinas el humo de la leña se mezclaba con silencios que enseñaban, y cada movimiento transmitía una forma de entender la vida.

Su abuela agradecía cada comida al finalizar el día. La jornada comenzaba y terminaba con respeto, recordándole que cocinar no es solo un acto técnico, sino una forma de presencia. En su casa, la cocina era un territorio donde se heredaban no solo recetas: se transmitía una cosmovisión.

$!Sus platillos son una mezcla mestiza, que unen a distintos lugares de México.

Hoy mantiene sus propios rituales. Antes de integrar cualquier ingrediente, lo toca en silencio e intenciona su presencia, recordándole que entrará al cuerpo, ese templo que merece cuidado. Su cocina se conecta con su historia personal y con las enseñanzas de su madre y sus abuelas.

Para Ivonne, la comida es una pócima, una fórmula que trasciende la técnica. Cree que el sabor auténtico surge en la conexión entre quien cocina y la olla que recibe los ingredientes. No busca replicar recetas exactas: busca estados, gestos y emociones que completan lo que el papel no alcanza a nombrar.

$!Busca replicar en sus comidas estados, gestos y emociones que el papel no logra plasmar.

El maíz es su ingrediente guía. Lo ve como una extensión de lo femenino, un símbolo de transformación y vida. De su masa nacen tortillas, sopes, chalupas, tlacoyos, flautas y tacos: un universo que expresa la identidad de la cocina mexicana y su capacidad de reinventarse sin perder origen.

Los chiles secos tampoco faltan jamás en su cocina. Para ella representan tiempo concentrado, paciencia y memoria. Los ve como una metáfora de la vejez: una etapa en apariencia agotada, pero que guarda profundidad y matices que solo se revelan con atención.

En su intensidad encuentra una verdad: lo que ha resistido es lo que más sabor aporta.

Su platillo emblemático es el mole, una preparación que Ivonne entiende como un territorio de memoria. Para ella no es una receta: es una conversación entre tiempos y lugares. Ahí convergen los sabores del campo, la fuerza del chile seco, la paciencia que requiere cada tostado y la historia de las mujeres que le enseñaron a respetar el ritmo de los ingredientes. En cada mole hay algo de Oaxaca, algo de Veracruz, un guiño chilango y una raíz que encontró en Saltillo; una mezcla mestiza que se reconoce en el aroma antes que en el gusto.

$!El maíz es identidad, tradición que se reinventa constantemente.

Ivonne dice que el mole activa la memoria porque obliga a detenerse, a escuchar cómo los ingredientes se transforman y encuentran su punto. Es el plato que más la define y el que más exige verdad: no permite prisas ni atajos, solo entrega y atención.

Pero Ivonne no cocina sola. Aunque diseña las recetas, reconoce el trabajo colectivo de las mujeres que la acompañan cada día. Valora su talento, su disciplina y la forma en que suman a la cocina su propio entendimiento del mundo. Para ella, cada platillo es fruto de una suma de manos, historias y sensibilidades.

$!Desde hace 17 años, comparte sus sabores con “Las Delicias de Mi General”.

Para Ivonne, la vida se parece a una receta: una mezcla capaz de sanar y nutrir, no solo a quien la prepara, sino también a los linajes que la preceden. Al cocinar siente que continúa una conversación iniciada mucho antes de ella y que, de alguna manera, seguirá hablándose mientras haya alguien dispuesto a prender el fuego y empezar de nuevo.

Mole de Luna
8 personas | 1 hora

Ingredientes

  • - Para el mole:
  • - 100 g chile mulato
  • - 100 g chile pasilla
  • - 100 g chile chilhuacle
  • - 50 g chile guajillo
  • - 600 g tomate guaje tatemado
  • - 3 dientes ajo asados
  • - 1/4 cebolla asada
  • - 1 l pulque
  • - 1/2 tza. miel agave
  • - 1/2 pza. piloncillo
  • - 1 trozo chocolate
  • - 1 tza. manteca cerdo
  • - 3 clavos de olor
  • - 1 cda. polvo canela
  • - 1 batida de huevo frita
  • - Sal al gusto
  • - Chiles rellenos:
  • - 8 chiles anchos deshidratados en agua de piloncillo
  • - 200 g quesillo
  • - Para el puré:
  • - 2 camotes amarillos
  • - 1 tza. jugo de naranja infusionado con canela y jengibre al gusto
  • - ½ cdta. nuez moscada
  • - 300 g mantequilla

Procedimiento

  1. 1. Limpia los chiles para el mole, tatema, remoja 2 h en agua tibia, retira venas y semillas; reserva.
  2. 2. Muele y cuela los ingredientes tatemados y asados hasta textura tersa. Semillas y venas: tatema y muele a punto de ceniza.
  3. 3. Chiles anchos: retira semillas y venas; rellena de quesillo. Separa.
  4. 4. Mole: en cazuela, caliente manteca, al tronar agrega la salsa colada. Muele la batida de huevo frita con agua, canela y clavo. Agrega miel, piloncillo y chocolate. Vierte poco a poco el pulque. Baja la flama y hierve 20 min. a fuego lento. Verifica sal y dulzura.
  5. 5. Puré: Cuece y pela los camotes. En cazuela, derrite mantequilla a fuego bajo. Incorpora el camote y machaca suave. Añade el jugo colado. Mezcla hasta textura suave.
  6. 6. Sirve: baña los chiles con el mole, adorna con puré.

Nota:
Se desprenden de la luna lágrimas que enjuagan ollas, las vuelven más brillantes y se convierten en una obra de arte. El contacto con el fuego se vuelve energía femenina. El pulque, del color del velo de novia, sana todo corazón, embriaga y honra al árbol de maravillas.

IVONNE OROZCO

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