Bonhomía por delante: Promotores del bien común
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A seis años de su asunción, el Papa Francisco ha podido replicar el mensaje de Francisco de Asís para reestructura la Iglesia Católica
Hace 6 años, el 13 de marzo de 2013, fue electo Papa el argentino Jorge Mario Bergoglio.
El Papa decidió tomar el nombre de Francisco en honor al pobre de Asís. Al paso de los años podemos constatar que eligió este nombre por la gran urgencia de reparar la iglesia, por la imperiosa necesidad de volcar esta Institución hacia los pobres, marginados y abandonados. En síntesis, hacia los descartados.
Indudablemente, la ardua tarea del Papa Francisco se ha enfocado a poner la casa en orden para darle nuevos bríos, precisamente cuando pululan, entre otros problemas, los escándalos de abuso sexual y el desencanto de miles de fieles.
VIDA MUNDANA
Creo que la misión y el trabajo del Papa Francisco se entendería mejor si conociéramos un poco la vida del Santo Francisco de Asís:
Francisco de Asís durante su juventud era muy despreocupado, siendo hijo de un acaudalado mercader se le reconocía como un joven mundano, despilfarrador y presumido, de personalidad fuerte, que no le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer, que siempre tenía los bolsillos cargados para convidar a sus amigos a inagotables “parrandas”.
Francisco solía ser “tan generoso en los gastos, que en las comidas y otras cosas dilapidaba todo lo que podía tener o ganar”, además era “vanidoso, le gustaba vestir con elegancia y buscaba la originalidad”, por si fuera poco, era muy ambicioso por lo cual tenía una insaciable sed por la aventura; además, dado su estilo de vida, sentía una “repugnancia irresistible por los leprosos y marginados”.
LA CONVERSIÓN
Luego, harto y cansado del mundo y sus vanidades, padece una crisis interior en la cual le pide al Señor que le mostrara el camino a seguir. En sus veintes, durante una enfermedad, oyó la voz de Dios que le exhortaba a servir al amo y no al siervo. Aun cuando al principio Francisco volvió a su antigua vida mundana, la decisión estaba ya tomada. Su transformación empezó de tal manera que sus amigos “atemorizados, lo contemplaban como hombre cambiado en otro”.
El Señor le mostro el camino a seguir, para lo cual “era necesario una inversión total de su escala de valores: <
El Señor le dijo: <
Su padre, al enterarse de este infame acto, le obligó a comparecer ante el obispo de Asís, quien exhortó al joven a devolver el dinero. Francisco regresó el dinero, pero fue más allá, ante el obispo, su familia y el pueblo, dijo “los vestidos que llevo puestos también pertenecen a mi padre, por tanto, debo devolvérselos”, entonces, ante los ojos atónitos de los presentes, se desnudó. Francisco así renuncia a la herencia y a la disipada vida que hasta entonces había llevado, para involucrarse totalmente a la obra del Señor.
Tal vez, Francisco comprendió que en la vida morir es fácil, pero que vivir es lo que realmente nos vence, así se propuso a llevar una vida cuyo testimonio trasciende hasta nuestros días. (Recomiendo: El Pobre de Asís de Kazantzakis y el hermano de Asís de Larrañaga).
Francisco buscó al extremo la total imitación de Cristo, basándose en dos premisas fundamentales en: la generosa y liberal caridad y la pobreza total. Así decidió vivir con tal indigencia y humildad que, paradójicamente, lo convirtieron en una persona alegre, optimista, serena, repleta de paz y de amor hacia sus hermanos, sobre todo hacia los más desposeídos a los cuales acogía a plenitud.
URGENCIA…
El Papa Francisco hoy continua con la reparación de la iglesia, busca que sus pastores siempre tengan una “conducta intachable”, humilde; que sean más abiertos; intenta acabar con los sacerdotes pederastas y en su caso juzgar a todas aquellas personas, hombres y mujeres de “iglesia”, que han abusado de niños y niñas. También intenta acabar con las siempre crecientes intrigas y enfrentamientos en la alta curia.
Continúa reparando la iglesia porque hay una verdadera escasez de vocaciones; porque van en aumento las parroquias sin sacerdotes; porque crece el número de jóvenes que ya no creen, porque es necesario estrechar lazos con otras religiones; porque la Iglesia, efectivamente, no puede ser “una simple ONG”; porque es imperioso terminar con la pugna entre el católico rico y el católico pobre.
CODO A CODO
Al Papa le es urgente seguir reparando la Iglesia, haciendo que las altas jerarquías en verdad escuchen a su grey y se acerquen a las inquietudes de las personas reales del siglo que vivimos, porque a muchos de ellos les es urgente y necesario asumir el ejemplo de San Francisco para que puedan ser sensibles de su otra Iglesia, de la cual cada día se separan más, me refiero a esa misma Iglesia católica, pero que no se encuentra cerca de la forma de vida de la mayoría de los cardenales y altos jerarcas, sino a la que es construida por miles de humildes monjas y sacerdotes, misioneros y misioneras, católicos comunes y corrientes, que no buscan privilegios, que solo siguen el ejemplo de Cristo trabajando, codo a codo, a favor de los desamparados y marginados, con las familias que requieren orientación espiritual, con los migrantes, con las mujeres abusadas, con los indigentes, con los enfermos, los viejos y los discapacitados, con los jóvenes desorientados, con los que padecen persecución por sus preferencias sexuales, con los oprimidos, con aquellos que son excluidos, inclusive por algunos de la misma Iglesia. Son los católicos anónimos que buscan la justicia, la fraternidad y los derechos humanos, son los que están cerca de aquellos que son utilizados y deshumanizados por el absurdo sistema capitalista. Parafraseando a la madre Teresa, son los católicos que no solo hablan de los pobres, sino que también hablan y están con ellos.
Son los católicos que viven el Evangelio con sus propias manos, que no predican a un Dios vengativo, ni solemne, sino a uno que hace de su infinito amor ocasión para “siempre perdonar”, son los que cotidianamente, en todos los rincones, iluminan al mundo con razones en contra del pesimismo, la desilusión y la desesperanza, porque han sabido hacer del centro de su religión el ejemplo de Cristo, quien no vivió en palacios, quien no tenía lujos, quien es el que debe ser imitado, tal como lo hizo San Francisco de Asís.
SENCILLEZ…
El Papa Francisco, a 6 años de distancia, sigue distinguiéndose por su sencillez, buen humor, ingenio y entusiasmo; por sus formas distintas, por su cercanía con el pueblo, con la gente “común”, porque ha sabido convocar a la corresponsabilidad de ser Iglesia, a ser misericordiosos, a construir a su lado.
Como Jesuita conduce a la iglesia, con amor y servicio, en la senda de la caridad, la pobreza y la humildad. Al igual que el protagonista de la novela de Morris West en “Las Sandalias del Pescador” Cirilo Lakota, S.S. Francisco es un papa distinto: sabio, pero humilde. Sencillamente un instrumento de Dios.
Francisco continúa reparando la Iglesia en estos violentos y turbulentos tiempos. Infatigablemente, todos los días con su ejemplo convoca a los católicos para que seamos protagonistas de fraternidad y promotores del bien común.
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor Tec de Monterrey Campus Saltillo