Dicen los que saben leer bien entre líneas que las declaraciones del morenista Waldo Fernández, en el sentido de que el Senado analiza la posibilidad de regresar a los gobernadores la facultad de designar a los titulares de las fiscalías de sus entidades fue, en realidad, solo un guiño hacia su coterráneo Samuel García, quien ha sufrido largamente el no poder controlar a la Fiscalía de la entidad que gobierna, aunque tal situación, en realidad, no derive del hecho de que aquella goce de autonomía, sino de que, al no tener control del Congreso, García no ha podido colocar en esa posición a alguien de su elección.