CFE, ¿cuál es su verdadera situación actual?
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Bartlett está empeñado en jugar con fuego en los contratos para los gasoductos y eso impide que se cuente con el combustible necesario
El director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, culpó ayer a gobiernos anteriores de los apagones que se han registrado en las penínsulas de Yucatán y Baja California, señalando que “dejaron un desastre” en materia de generación de energía.
“Así nos los dejaron. En los dos casos, así nos los dejaron, abandonados, pero estamos empujando juntos.
“(Esto ocurrió) por falta de preocupación por los mexicanos que dejaron a dos penínsulas sin atención, dejaron mal todo, necesitamos generar electricidad”, dijo el funcionario a su salida de una reunión de evaluación del gabinete federal realizada en
Palacio Nacional.
Ninguna novedad representa el hecho de que los funcionarios de una administración que tiene poco de haber comenzado -ocho meses en este caso- responsabilicen a sus antecesores de cualquier problema. Y en no pocos casos, la evidencia que se acompaña a los dichos demuestra que tienen razón.
En este caso, sin embargo, existe un dato que llama la atención y obliga a preguntar cuál es la verdadera situación de la empresa paraestatal, pues no ha pasado ni siquiera una semana de que la propia CFE “presumió” un desempeño digno de elogio en términos
financieros.
En efecto, de acuerdo con el informe que la Comisión remitió a la Bolsa Mexicana de Valores, durante el segundo trimestre de este año, es decir, de abril a junio, obtuvo utilidades netas por 11 mil 130 millones de pesos.
De acuerdo con el mismo informe, los ingresos que la CFE tuvo durante el segundo trimestre de 2019 superaron en 15 mil 427 millones de pesos los logrados durante el mismo período de 2018.
Resulta difícil entender que una empresa ubicada en situación de “desastre” no solamente sea capaz de mejorar sus ingresos, sino de generar utilidades netas que se tradujeron, entre otras cosas, en la reducción de casi un punto porcentual de su deuda pública.
Si la CFE que Manuel Bartlett recibió hace ocho meses estaba “abandonada”, lo más lógico sería que hace unos días se hubiera informado de una disminución en los ingresos, de un incremento en el volumen de sus pérdidas y de nuevos endeudamientos para
apuntalar su operación.
Los datos duros invitan a considerar la hipótesis que múltiples voces han manejado repetidamente en las últimas semanas, voces a las que por cierto se sumó hace unos días la del exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa: Bartlett está empeñado en jugar con
fuego en el caso de los contratos para la construcción de gasoductos y eso está impidiendo que se cuente con el combustible necesario para generar energía eléctrica.
Echarle la culpa al pasado es siempre tentador y se trata de un añejo vicio de la clase política mexicana. Pero es un vicio que funcionaba cuando era posible controlar, desde el poder, la información a la cual teníamos acceso los ciudadanos. Esa época ya se acabó, pero el Director de la CFE no parece haberse enterado aún.