Coahuila: ¿le diremos adiós a la explotación del shale?
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La discusión no es nueva: en Coahuila –y en diversos lugares del planeta– hace varios años que se debate respecto a la inconveniencia de utilizar la técnica denominada “fractura hidráulica” como método para la extracción de hidrocarburos, particularmente gas shale.
Los opositores a la técnica aducen diversos inconvenientes de carácter ambiental que derivan de la utilización de este mecanismo. De manera particular se afirma que esta modalidad de extracción demanda la utilización de grandes volúmenes de agua, y que los residuos generados en el proceso resultan altamente contaminantes para los mantos freáticos.
La primera de las razones aducidas resulta particularmente relevante para regiones como la nuestra, donde el agua no es un recurso abundante y, sobre todo, la que existe es indispensable para otras actividades, entre ellas la agricultura, la ganadería y el consumo humano.
Pese a lo anterior, en nuestra entidad se han llevado a cabo procesos de exploración e incluso ha sido asignado un primer contrato que implicaría inversiones superiores a los 600 millones de dólares en el municipio de Hidalgo, en la frontera con Texas.
Sin embargo, una declaración realizada por el virtual Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, pondría en tela de duda la ejecución de este primer contrato y abriría la puerta a que la técnica del fracking no pudiera ser utilizada más en el País.
Durante una conferencia de prensa, en la cual se le cuestionó al respecto, el futuro Presidente de la República afirmó que “no vamos a usar ese método ya para extraer petróleo”, expresión que plantea la interrogante respecto de cuál será la política del futuro Gobierno en este sentido.
Y es que al respecto es preciso señalar que el fracking no se utiliza actualmente en México para la extracción de petróleo, sino fundamentalmente para la explotación del denominado “gas shale”, un tipo de gas natural que no se almacena en “bolsas” bajo tierra, sino que se encuentra atrapado entre los bloques de rocas sedimentarias del subsuelo.
Más allá de la posible confusión que el futuro mandatario tenga al respecto, es de tenerse en cuenta que lo dicho por él constituye un pronunciamiento respecto de la controvertida técnica de extracción y, en todo caso, habrá que tener claridad.
De manera particular, es necesario que en Coahuila se tenga precisión sobre lo que ocurrirá en el futuro cercano, y si la eventual cancelación de los proyectos en marcha podría tener una afectación para la economía estatal. En todo caso, será preciso incorporar el tema a la agenda de la relación estado-federación, a fin de que se planteen las medidas de compensación que se implementarían en caso de afectaciones económicas a la entidad.
Sí, como afirman sus detractores, el fracking implica más perjuicios que beneficios, habrá que celebrar que el futuro Gobierno tenga una definición temprana sobre el tema. Sin embargo, será necesario puntualizar que no se trata solamente de fijar posición al respecto, sino también de identificar el impacto que la decisión pueda tener, así como las medidas que se implementarían para reducirlo y, eventualmente, revertirlo.