Coplas y cópulas. Letra más, letra menos
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TEMAS
Algunas coplas mexicanas son de mucha picardía:
Al pie de una malva en rosa
a una viuda enamoré.
Y me dijo la graciosa:
-No puedo ir, me duele un pie;
pero si es para otra cosa
aunque sea cojeando iré.
O ésta:
El cuervo siendo tan negro
no se puede mantener.
Yo que ni huaraches tengo
tengo querida y mujer.
Una más:
Me dijiste que fue un gato
el que entró por tu balcón.
La verdad, no he visto gato
con sombrero y pantalón.
Y esta otra, donde la picardía alcanza cumbre:
Chinita: por un trabajo
me cobraste cuatro reales.
Chinita, no seas ingrata:
yo puse los materiales.
A veces, en cambio, hay en esas coplas
muy galanos decires de amor:
Diga usted, señor platero,
cuánta plata es menester
para engarzar un besito
que me ha dado una mujer.
Sobre el mismo tema, el de los besos:
Un beso te quiero dar,
pero de fijo no sé
ni cómo lo he de empezar
ni cuándo lo acabaré.
Y de tristeza o soledad:
Como que quiere llover,
como que quiere hacer aire,
como que quiere llorar
este corazón cobarde.
Parecido a ésta, muy expresiva:
¡Ay soledad, soledad,
soledad de cerro en cerro!
Todos tienen sus amores,
y a mí que me mee un perro.
Hay coplas retadoras:
¿De qué le sirve a tu mama
echarle tapia al corral,
si al cabo nos hemos de ir
por la puerta prencipal?
Y otras coplas hay, desoladas:
Dicen que la pena mata,
pero yo digo que no,
que si la pena matara
ya me hubiera muerto yo.
Bellas coplas del pueblo, que es el poeta mejor; tan buen poeta que ni siquiera se cuida de firmar sus versos y deja que éstos sean como los rayos del sol, que iluminan a los hombres y les dan su calor sin necesidad de que los firme Dios.