Custodios de ‘Star Wars’
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Ha cambiado el patrón de los gustos de los chicos, es verdad, pero aún se emocionan con las canciones que en otra época emocionaron a sus padres. Y no solo canciones, las que se vieron repetidas una y otra vez durante esta temporada en la radio local. Piezas musicales interpretadas por Tatiana, los integrantes de aquel popular concurso de “Juguemos a cantar”, organizado por Televisa, Chabelo y muchos otros de las décadas de los ochenta y noventa del ¡ay! siglo pasado.
Bien dicen que la infancia es el territorio en el que todos podemos identificarnos, y las fiestas recién pasadas lo confirmaron.
Niños y niñas aprendiéndose canciones que se han repetido incesantemente desde hace décadas. La única diferencia es que ahora los chiquillos ya tienen muy claro lo que es un villancico y una canción de Navidad. El primero, explican, es el que se origina a propósito del Nacimiento de Jesús, y la segunda, tendrá que ver con la temporada, donde la letra se refiere a muñecos de nieve o recuerdos de seres que ya no están con nosotros, canastillas de dulces o piñatas. Aún ahora que escribo esta colaboración escucho por la radio canciones españolas de espíritu navideño de épocas ya idas hace rato.
Así como en estos casos los niños se acomodaron fácilmente a las piezas musicales de la temporada, así pasó con un filme que, al parecer, va asegurando su trascendencia: “Star Wars”. Los niños fueron hipnotizados, aún antes de que la película llegara a las pantallas el 17 de diciembre pasado, por los personajes y la trama (en realidad, supongo que una parte de la trama, pues entenderla en su totalidad, quizá solo algunos fans de hueso colorado y bien versados en temas de política).
Hubo niños que el día 18 llegaron somnolientos a la escuela con la noticia de lo que ocurre al célebre Han Solo en la película. Hicieron suya rápidamente lo más sobresaliente (o comprensible) de la historia y a ella enfrascaron sus energías de fin de año.
La película retrata con enorme fidelidad, aunque situados en tiempos, épocas y escenarios distintos, lo que como seres humanos somos, la madera de la que estamos hechos y las fuerzas que nos sacuden. Muestra la bondad, pero también la mezquindad; la envidia, el dolor, la ira, el coraje, pero también la fidelidad a los principios, la rectitud, la valentía, la dulzura, el amor.
Alguien se preguntaba qué sería lo que a tanta gente atraía de la reciente película de “Star Wars”. Quien esto escribe sugería que en algún sentido, el recuerdo nostálgico de los primeros filmes: la memoria de quiénes eran ellos mismos cuando aquellas películas se fueron sucediendo unas a otras. Y dentro, por supuesto, la identificación con ese lado oscuro o su contrario, así como la serie de elementos y signos que simbolizan tan fielmente a no pocos aspectos de la actualidad.
Esos mismos emocionados padres, heredaron a sus hijos su propia pasión. Los seguidores de la saga forman parte de un grupo que entre ellos mismos se identifican. A tal grado, que quienes los ven y no se sienten atraídos por el filme, dicen con una triste sonrisa: “Formo parte del uno por cierto de personas a las que no los logró seducir ‘Star Wars’”. (A un amigo lo único que le gustó de la saga es que Luke Skywalker tuvo más suerte que Juan Preciado. Él sí encontró a su padre, mientras Preciado continúa en Comala buscando a Pedro Páramo).
Con rapidez, el cineasta George Lucas se dio cuenta del error que cometió frente a los millones de seguidores, al quejarse hace unos días del trabajo de Disney, diciendo que eran “tratantes de blancas” y que no le había gustado la versión retro de “The Force Awakens”. En un comunicado hubo de “clarificar sus emociones” y asegurar que está contento con que Disney posea la franquicia y sea el elegido por él mismo para custodiar “Star Wars”.
Si bien los otros custodios de la película rondan los cuarenta, cincuenta años, algunos incluso creo que los treinta, el público infantil es vital para la supervivencia. Y mejor no meterle el freno a la empresa que puede contribuir mucho en ello.