De colectividad a comunidad
COMPARTIR
TEMAS
Niebla matutina densa y espesa.
Uno no sabe si es niebla londinense exportada a Saltillo o niebla saltillense que importará Londres para nublar las calles que recorrió Sherlock Holmes y su inseparable amigo, el doctor Watson. Los más sagaces pobladores de esta mágica ciudad norteña se levantan temprano sólo por ir por calles solitarias, guiando sus cuatro ruedas hacia la plaza. Ahí se contempla el naufragio catedralicio. La catedral sumergida parece un barco fantasmal hundido en la niebla de la mañana. Todas las luces quedan difuminadas, como resplandor derretido en el velo neblinoso que las envuelve en el amanecer.
Y el frío. Codicioso de su temperatura, el invierno llama a viento y lluvia para que defiendan su gélida presencia ante la amenaza primaveral ya próxima. Los jinetes vaqueros se agarran fuerte a los caballos saltarines de respingos salvajes. La concurrida fiesta del rodeo se puebla de innumerables jorongos y sombreros tejanos en un graderío colmado.
Se cancela en el ámbito nacional un periodo de pillaje. Se aclara que poder quitar a cualquier gobierno inepto es derecho ciudadano que debe quedar legislado constitucionalmente.
Se firma el compromiso presidencial de no reelección y se urge la efectividad del sufragio.
Se proclama la competencia petrolera entre el gobierno empresario y las privatizaciones ya comprometidas.
En lo internacional se vive, en el vecino país, la adicción del gobernante a una edificación anacrónica, onerosa y contraproducente. Ha producido ceses de gobierno e invento de emergencias exageradas, siempre represadas al llegar al Senado. Una solución de circo o de Edad Media que evoca amurallamientos chinescos o imitaciones extralógicas del derrocado muro de Berlín. Una actitud de madurez relacional y hasta de inteligencia práctica sería el conseguir fondos para promover la prosperidad de las zonas que, con su empobrecimiento, catapultan la migración compulsiva. Una humanización migratoria fruto de un diálogo en actitud comprensiva y solidaria, dirigido a cumplir el destino universal de los bienes, que es anterior a cualquier propiedad privada excluyente.
El ascender de la pendiente causa una lentitud de avance en primera reforzada. Los plazos tienden a alargarse, los cambios de mentalidad son contrarrestados por apegos inmovilizadores. La suficiencia de medios parece alejarse como el horizonte al avanzar. No hay reservas militares para engrandecer a una ciudadanía nacional en guardia. El tren tarda en salir de la estación por el peso en el arrastre de vagones frenados cuyas ruedas no giran.
Sin embargo, vibra poderosa la esperanza. No es que se haga de tripas corazón sino que los valores innegables no activados despiertan las iniciativas geniales,
los movimientos inesperados, las sorpresas ejemplares que inspiran y contagian.
Aquel universitario preguntaba: ¿Qué se puede hacer para superar desconfianzas y críticas cáusticas por pequeñas experiencias grupales en que se vaya alcanzando la buena noticia de logros reales? Era de esas preguntas marsupiales que ya llevan en sus saltos de canguro, las respuestas prometedoras.
Hombres fuertes con tierra fértil y clima benigno. Fuertes a pesar de flaquezas, fertilidad a pesar de granizadas y heladas, y benignidad de clima a pesar de días de cuatro estaciones. Hay regiones que pueden ser el invernadero de cultivos esperanzadores en que ya palpita el paso veloz de una colectividad que se está transformando en comunidad...