Disculpas internacionales
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Hay acciones que fueron de los antepasados.
Ellos usaron criterios y tomaron actitudes propias de su época. Algunos sucesos son de la era precientífica. Otras cuando no se tenía la conciencia clara de los derechos humanos. Hacemos ahora juicios de inhumanidades pasadas. Desde una mentalidad postmoderna. Es algo parecido a lo que experimenta el adulto al recordar hechos de su infancia realizados en plena inocencia infantil. Aplica su conciencia actual y se siente culpable o avergonzado como si en aquel entonces hubiera tenido la madurez de juicio que tiene hoy.
Cuando se trata de naciones sabemos que en la historia se han dado miles de situaciones conflictivas. No había un Derecho Internacional. En la enemistad o en las diferencias o en los impulsos de dominación se dieron ofensas que, vistas con los cristales contemporáneos, se ven abominables y monstruosas. Eso ha llevado a nobles actitudes de gobernantes que han ofrecido disculpas por atropellos pretéritos. Es algo valioso porque manifiesta no estar de acuerdo con ellas. Sé reconocer que jamás podría repetirse lo que sucedió. Que se siente pesar y vergüenza porque los que ahora son amigos hayan sufrido lastimaduras, desprecios, violencias y crímenes de generaciones anteriores.
Claro. Frente a la disculpa viene una actitud de reconciliación. No se quiere permanecer en el rencor, ni quedarse estancado en los recuerdos amargos de sufrimiento. En honor al presente pacífico, se prefieren recordar mutuos beneficios, generosos obsequios y valores culturales compartidos. El mejor ofrecimiento de disculpa no es el que es solicitado por tener un cierto sabor de reclamación sino el que brota espontáneamente en honor a la justicia y con el deseo de una verdadera paz.
Los perdones internacionales frente al ofrecimiento de disculpas sinceras y espontáneas dan por resultado declarar que hay relaciones tóxicas que ya no se valen. Que por ambas partes son reconocidas como erróneas e irrepetibles. Es el mismo “perdone usted” que pronuncia el que entró al centro comercial corriendo y dio a una dama un empujón involuntario. “No se preocupe”, dice ella sonriendo y sin quejarse. También equivale al “no debí decirte lo que te dije, no mereces que te trate así, me duele no haber sido reflexivo y no haberme dominado”. Es equivalente al beso tierno que da la hermanita en el brazo de su hermano al que ella lastimó lanzándole con ira un pedrusco”.
Entre las naciones, en tiempo de dominaciones, expansiones y colonialismos se cometieron masacres, destrucciones, cautiverios, ejecuciones. Se llegó a genocidios. Hubo soberbia y prepotencia aplastante, violaciones y exterminio. Se dio la marcha hacia el futuro de vencedores y vencidos, de víctimas y verdugos. A muchos les tocó jugar alternativamente los papeles de conquistadores o de conquistados, de victoria o derrota.
Se puede hablar de justicia o de urbanidad y cortesía relacional. Se intercambia reconocimiento de las propias fallas y sale el arrepentido a abrazar a la magnanimidad que abandona el resentimiento y da su perdón. Quienes se perdonan, individuos o comunidades, son capaces de convertir los errores en experiencia y amanecer en un amor fraterno resucitado que resulta ejemplar...