El valor de los libros
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Los libros impresos tienen un alto valor multisensorial, y ofrecen la seguridad de que nunca dejarán de funcionar, pero esas no son sus únicas ventajas. El cerebro prefiere la lectura impresa, no la lectura electrónica
Según diversos estudios científicos, la lectura de textos impresos permite concentrarse más y recordar mejor lo que se ha leído.
Hace poco, una escuela primaria noruega hizo leer a dos grupos de 72 escolares del último curso de primaria, dos textos de 1400 palabras, uno de ellos impresos en papel y el otro digitalizado en el formato PDF.
La conclusión fue que los alumnos que leyeron lo impreso en papel, comprendieron y recordaron los textos ‘significativamente mejor’, que los lectores del formato PDF.
Los resultados de esa prueba le fueron presentados al neuropsicólogo alemán Hans-Georg Häusel, a quien se le pidió su opinión al respecto. “Ese resultado no me sorprende en absoluto”, dijo el Dr Häusel. “Cada una de esas formas de lectura tiene sus pros y sus contras, pero cuando se trata de aprender a profundidad, lo impreso tiene una gran ventaja sobre lo digital.
“Varios estudios han demostrado que las personas, sobre todo los jóvenes, que utilizan Intensamente los medios digitales desarrollan síntomas similares al ‘síndrome del déficit de atención’. Y eso es malo porque para aprender se necesita que todos los sentidos estén atentos a lo que se lee.
“La otra razón”, señala el doctor Häusel “es que los impresos tienen un formato más conveniente para la vista. En pocas palabras, la lectura impresa es más saludable que la lectura digital.
“Además, al cerebro le resulta más fácil hacer conexiones mentales al leer textos impresos, porque la lectura impresa estimula mejor todos los sentidos”.
Ventajas y Debilidades
Desde el desarrollo de los libros electrónicos en particular, y de los diversos
formatos de lectura digital en general, se han publicado innumerables artículos para destacar las ventajas y debilidades de cada uno de esos sistemas, en relación con el otro.
Por ejemplo, los defensores del e-book valoran sobre todo posibilidades como la de llevar una biblioteca en el bolsillo y la de adecuar el tamaño de las letras a la necesidad de cada persona.
El libro de papel, por su parte, conserva la magia de la experiencia sensorial, entre ellas las texturas, los olores e incluso los recuerdos asociados a la lectura del material impreso.
Aparte de la certeza de que el material impreso nunca ha de fallar cuando se necesite: no habrá baterías agotadas, incompatibilidad entre formatos y archivos, ni la obligación de comprar un dispositivo nuevo cuando el antiguo quede obsoleto.
Según el doctor Häusel, el ejemplo de Noruega es interesante, porque no sólo los niños, sino también los adolescentes, comprendieron mejor los textos leídos en papel impreso, que los leídos en la pantalla de una computadora.
El doctor Häusel señala que poco antes del estudio con los niños, investigadores noruegos habían obtenido resultados que apuntaban en una dirección parecida.
Comprobaron que un grupo de estudiantes adolescentes comprendía mejor el contenido de una lectura realizada sobre papel, en comparación con archivos digitales en formato PDF. La diferencia en este caso también fue ‘significativa’ entre los niveles de comprensión de ambos grupos.
Nota del editor. PDF (del inglés ‘formato de documento portátil’) es un sistema de transferencia y almacenamiento digital, inventado por Abobe que permite leer textos en una pantalla.
‘Ver’ y ‘sentir’ el texto impreso
Cuando una persona toma en sus manos un periódico o una revista impresa para leer, se siente más relajada y más cómoda que cuando trata de asimilar la lectura de textos digitales de una pantalla.
Lo que pasa es que lo impreso funciona como multisensorial. A medida que usted pasa las páginas, siente que algo cruje, e incluso que algo huele de tal manera que le recuerda episodios del pasado.
De hecho, lo digital parece inadecuado para transmitir ciertos mensajes. En otras palabras, la lectura de un texto impreso en papel tiene efectos distintos al de la lectura que se realiza en una pantalla. Lo dice la experiencia de muchos lectores, y también varios estudios científicos realizados en los últimos años, que han concluido que con el texto impreso se pueden ‘ver y sentir’ mejor las emociones derivadas de la lectura.
Naomi Baron, experta en lingüística de la American University, con sede en Washington DC, investigó el tema durante dos años. Reunió datos de 429 estudiantes universitarios de Estados Unidos, Japón, Alemania, India y los países escandinavos. Cuando se les preguntó con cuál de ambos soportes se sentían mejor, el 92% de los alumnos respondió que con los textos impresos.
Incluso señalaron que, al leer en papel, entendían mejor y se distraían menos.
La lectura real Otro punto importante es el relacionado con la noción espacial de la lectura. Según el estudio de Baron —que sirvió de base para su libro Words Onscreen: The Fate of Reading in a Digital World, ‘Palabras en pantalla: el destino de la lectura en el mundo digital’ (2015)—, los textos impresos dan una sensación de ‘dónde estás’: los alumnos que formaron parte de la investigación dijeron poder “ver” y “sentir” lo que se trataba en el texto, cosa que no ocurre con la lectura digital. Algunos estudiantes destacaron el placer del olor del papel y hasta señalaron que la ‘lectura real’ es la que se hace de los textos impresos. Las otras razones Leer en papel, exige más concentración y por ello permite mejor comprensión. En 2013, un trabajo realizado por científicos de Estados Unidos y Corea del Sur llegó a la conclusión de que los lectores de noticias impresas podían recordar “significativamente más” que lo leído en los artículos online. Y eso también está relacionado con la concentración. Los investigadores dieron a un grupo de estudiantes, ejemplares de un periódico en papel, y a otro grupo les pidieron que leyeran la web del mismo periódico. Los del primer grupo recordaban más y mejor lo que decían las noticias. “No obstante, la naturaleza de la web como medio que ha integrado virtualmente a todos los demás, la convierte en una opción para una variedad de usos, que incluyen marketing, comunicación, entretenimiento, videojuegos y, por supuesto, noticias”, explicó Arthur D. Santana, uno de los defensores de lo digital. El cerebro prefiere el papel El doctor Häusel coincide con otros neurólogos en el sentido de que “el cerebro prefiere el papel”. Asimismo, la neurocientífica Maryanne Wolf, de la Universidad de Tufts, Estados Unidos, afirma que el cerebro, de algún modo, “valora” la parte física de la lectura: tocar el papel, sentir la totalidad de las páginas, advertir cómo se reduce el número de páginas que restan por leer y cómo aumenta el volumen de lo ya leído, una especie de huella que se deja cada vez que el lector da vuelta a una página. Y también se refiere a la cuestión ‘topográfica’ de la lectura: el cerebro ve el libro como una especie de mapa, con sus regiones y caminos, y en ese sentido la memoria visual desempeña un papel preponderante. “La sensación implícita de dónde se está cuando uno lee un libro, se vuelve más importante de lo que creíamos”, afirma el doctor Häusel. El futuro dirá En cualquier caso, hay que tener en cuenta que en el presente estamos todavía en las primeras etapas de la lectura digital y, sobre todo, de los libros electrónicos. Pero está claro que las pantallas con brillo propio o retroiluminadas, como las de las tabletas y algunos e-readers, producen mucho cansancio visual. De hecho, científicos de la Universidad de Harvard han recomendado no utilizar esos dispositivos antes de dormir, ya que perjudican la calidad del sueño y, por consiguiente, la salud en general. Por ello, las pantallas de tinta electrónica sin retroiluminación buscan parecerse lo más posible al papel, y en ellas el brillo no es un problema. Quedará por ver qué sucederá en el futuro con los ‘nativos digitales’, es decir, con los niños que desde el comienzo de sus vidas han estado familiarizados con las lecturas en las pantallas. En ese sentido, el doctor Häusel señala que “será importante determinar hasta qué punto los textos en formato digital pueden mejorar las conexiones mentales, en comparación con la experiencia sensorial que deriva de la lectura de los impresos. “Estudios futuros y, sobre todo, la experiencia de los nuevos lectores, nos darán la respuesta final”, concluye Häusel. (Las opiniones del neuropsiquiatra Hans-Georg Häusel, vertidas en este artículo, se tomaron de una entrevista publicada en el último número de la revista ‘Panorama’, de Müller Martini AG). La otra razón es que los impresos tienen un formato más conveniente para la vista. En pocas palabras, se puede leer mejor lo impreso. Además, al cerebro le resulta más fácil elaborar mapas mentales al leer textos impresos que digitales, ya que puede obtener una mejor idea de conjunto a través de estimular todos los sentidos. Cuando una persona toma en sus manos un periódico o una revista impresa se siente relajada y por lo tanto absorbe el contenido de una manera diferente a la lectura digital.