Electricidad en turno
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Cielo de un limpio azul.
Hay una exposición de cúmulos nubosos en todos los puntos cardinales. Sus formas asemejan contornos vegetales o saltos y carreras ágiles de fauna montaraz difuminante. En el atardecer de viento frío, esos cúmulos se juntan y sueltan llovizna o granizada apedreadora de macetas y sembradíos. Chubascos primaverales salpican y encharcan y hacen resbalosos los pavimentos.
Pronto nos reiremos de los transportes impulsados por motores de explosión, con tóxicos residuos contaminantes. Ya se sueña -en la CDMX- en una metrópoli electrificada totalmente. Con centrales de carga para conectar las baterías de los vehículos sin mofles exhaladores de partículas dañinas.
Tranvías antiguos, trolebuses sobrevivientes y metro subterráneo han mantenido la corriente eléctrica como sustitución de gasolinas verdes y rojas. Pero el típico automóvil compacto o de palanca, pedales y volante sigue secuestrado por los intereses de las grandes transnacionales productoras de vehículos con tanque, visitadores incansables de gasolineras de litros rebajados.
En los Municipios y Estados de la Federación se dan, en el transporte público, las sustituciones periódicas de chatarra rodante por unidades de lineas aerodinámicas, asientos cómodos, clima, puertas deslizantes y motor silencioso. No se habla todavía de proyectos para usar energías limpias, no solo modelos mejorados en su aspecto externo y en su espacio interior.
Todos sabemos que un transporte seguro, con conductores humanizados y adiestrados, de precios accesibles, de rutas bien trazadas, de ágil avance, de tiempos bien calculados invitaría a que un individuo solo deje de usar su auto de cuatro plazas vacías para trayectos habituales.
Las horas pico en ciudades como Houston hacen que no pocos ejecutivos, al salir de su oficina, se metan dos horas a una biblioteca para llegar más tarde a casa pero con menos tráfico. No soportan la procesión interminable y congestionada, con lentitudes desesperantes de las cinco de la tarde, en que empieza la estampida desde las oficinas.
La próxima década tendrá que manejar esta situación con creatividad para lograr el objetivo de trasladarse con agilidad, economía, seguridad, limpieza y comodidad… Ya solamente, en el próximo futuro, el cuidado será evitar los cortos circuitos en las unidades electrificadas de transporte personal, familiar o colectivo.