Estrella y otras estellitas
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“El día que todos entendamos que las historias que nos venden aquellos que tienen una imagen pública determinada son sólo cuentos publicitarios, hasta dejarán de hacerlos”
1.- Todo mundo recuerda la recia presencia y la enorme trayectoria del actor mexicano Alberto Estrella. Nacido en Guadalajara, Jalisco, ha dejado huella en cine, televisión y teatro. Recientemente hubo muchos rumores respecto a su supuesta “desaparición” del mundo del espectáculo. La prensa amarillista se ensañó con él, publicando montones de notas, algunas tan descabelladas, que en realidad no podían ni tomarse en serio.
2.- Hace algunos días, Estrella estuvo en la ciudad de Monterrey ofreciendo una charla en un conocido centro cultural en la que habló con teatristas, directores y público en general sobre actuación y creación de personajes. También regaló consejos a estudiantes de teatro y algunas anécdotas de su propia carrera. Estaba tan relajado respondiendo a todos, que más que una exposición o una conferencia, parecía una plática entre amigos.
3.- Evidentemente ha surgido el tema de su falta de presencia en producciones recientes y el actor responde con una sencillez que desarma: “¡Necesitaba vacaciones!”. Después de su presentación y ya en “petit comité” Alberto nos comentó sobre su reciente viaje a la India y los beneficios que obtiene en su vida diaria a través de la meditación y otras disciplinas que perfeccionó allá.
4.- Ese viaje lo realizó como parte de sus vacaciones y por la necesidad de estar consigo mismo. Es evidente que Alberto Estrella está muy equilibrado y en armonía con su propia persona e incluso con su personaje público. En una cena que se le ofreció esa misma noche, en un restaurante de la localidad, accedió de muy buena gana a tomarse todas y cada una de las fotografías que le solicitaron. Sin duda una actitud muy distinta a las de sus famosos y aterradores villanos que ha interpretado. ¡Un tipazo!
5.- En cambio hay otros que adquieren imagen de villanos en la vida real y poco pueden hacer para quitársela. Ejemplo de esto es el ex presidente Enrique Peña Nieto quien hace algunos días fue acusado por el periodista de espectáculos Gustavo Adolfo Infante de haber utilizado a la actriz Angélica Rivera para lograr sus fines y desecharla cuando ya no era necesaria. “La verdad de las cosas las vivió muy mal Angélica con Peña Nieto, no las vivió mal, las vivió del carajo. El cuate la engañaba”, afirmó Infante en su canal de YouTube.
6.- Sin embargo, me parece que esta historia está presentada de modo tal que sirve para llamar la atención y elevar los ratings. Es cierto que los hombres de poder necesitan una imagen determinada para alcanzar sus metas. Pero la Rivera tampoco es una blanca paloma o, mejor dicho, una inocente gaviota. No cabe duda que, ante la imagen pública, ella quedó como una víctima con el episodio de Tania Ruiz Eichelmann, la nueva novia de Peña Nieto. Pero esto no la convierte en la gran perdedora de su matrimonio o su vida en las cúpulas del poder.
7.- Hay que recordar que Angélica Rivera no era una jovencita ingenua y virginal cuando decidió contraer matrimonio con el entonces gobernador del Estado de México. Ella también logró lo que se propuso pues se catapultó hasta el lugar de Primera Dama de nuestro país. Y eso está muy bien. El día que todos entendamos que las historias que nos venden aquellos que tienen una imagen pública determinada son sólo cuentos publicitarios, hasta dejarán de hacerlos. Porque ya no serán necesarios. ¿Anahi y Manuel Velasco Coello? ¡Por favor!
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