Gab, la red social de la ultraderecha estadounidense, fue pirateada
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La red social más ultraderechista de EE. UU., Gab, fue pirateada por ciberdelincuentes que afirman ser herederos de Anonymous
La noticia fue transmitida a principios del fin de semana por el CEO del portal, Andrew Torba, pero desde entonces los datos robados han terminado en manos de Distributed Denial of Secrets ( DDoSecrets ), un grupo emulador de WikiLeaks que ahora lo distribuye a los investigadores. y periodistas.
Haber actuado habría sido un "hacktivista" que se identificó solo como "JaXpArO y mi pequeño proyecto de resurgimiento de Anonymous " con la intención de exponer las tendencias conspirativas, supremacistas y conspirativas que son notoriamente peculiares de Gab.
El llamado “ GabLeaks ” consta de 70 GB de datos, por la belleza de 40 millones de publicaciones y mensajes privados, con la adición de una buena dosis de contraseñas de usuario y contraseñas de grupo. En cambio, están ausentes imágenes y videos, una falta muy común de este tipo de filtraciones.
Aunque la apariencia es en todos los aspectos la de una infiltración de crawler, JaXpArO habría extrapolado los datos del sitio a través de una vulnerabilidad SQL, es decir, habría logrado infiltrarse directamente en el código de la página web, creando una copia del contenido textual. .
Dada la cantidad de contenido confidencial y privado, DDoSecrets se está asegurando de que el archivo termine solo en manos de expertos de la industria, con muchos grupos especializados en análisis social que están tácitamente saltando de alegría.
Más allá de la cuestión política, el hecho de que Gab haya sido pirateado les otorga una gran cantidad de información invaluable sobre cómo funcionan las migraciones de usuarios de una plataforma a otra, así como sobre cómo reacciona la gente de la Red a la censura de sus propios polos de referencia en Internet. .
Al mismo tiempo, otros están enfatizando absolutamente el enfoque político, sugiriendo que esta filtración de datos podría usarse para consolidar sistemas que sean capaces de combatir el discurso de odio y el racismo de manera generalizada.
Un camino que quizás sea técnicamente posible, pero que también tendría consecuencias éticas y sociales que son todo menos ligeras.
