La victoria del COVID-19 sobre la política: los autoelogios están fuera de lugar
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Si miles viven o mueren en México durante las próximas semanas, dependerá de las decisiones que en los siguientes días y semanas tomemos los ciudadanos junto con los gobernantes. Pero las primeras señales son preocupantes.
Durante la última semana hemos podido comprobar que al coronavirus le importa muy poco las declaraciones de los políticos y su agenda personal. Lo menciono porque parecería que existe una competencia por ser el político que pase a la historia porque gracias a sus acciones pudo derrotar al COVID-19. Pero la enfermedad, terca como es, sólo responde con más contagios y muerte.
El pasado 26 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que su gobierno y los ciudadanos están “domando” la epidemia del coronavirus (COVID-19). Ese día, las cifras oficiales reportaban que México tenía ya mil 351 muertes y 14 mil 677 contagios. 10 días despues tenemos 24 mil 905 contagios y 2 mil 271 muertos; 920 muertos en 8 días. De las cifras reales de contagiados y de muertes, ni hablar. Nadie las sabe ni las sabremos nunca.
Ese mismo día, el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, dijo que: “La curva de contagios se bajó cuando pusimos el uso de cubrebocas”. Pero el COVID-19 tenía otros datos, ya que desde entonces pasamos de tener 374 casos, incluidos 33 decesos, a 488 casos y 45 decesos. 115 nuevos contagios y 12 muertos.
Luego el 30 de abril, desde alguna de las oficinas del alcalde de Saltillo, aseguran se indujo a algunos medios, una nota sin fuente, titulada: “Funcionan las medidas; sólo 3 casos en Saltillo en la semana. Restringir la movilidad, cerrar la mayoría de los comercios, entre otras muchas medidas, han dado resultados positivos, ya que a pesar de estar inmersos en la fase 3 de la pandemia, esta semana en Saltillo sólo se han presentado tres nuevos casos y ni una sola defunción”.
Quizás, un tanto desesperado por llevar meses de no aparecer en los titulares, el alcalde de Saltillo no encuentra su lugar en medio de la crisis y habría querido vestirse como uno de los héroes del COVID-19. Pero él mismo sabía que Saltillo no se estaban aplicando las medidas que traen consigo un desgaste que ningún político desea. Por eso jugó durante tantos días con las restricciones, mientras que negocios y restaurantes de sus cercanos se mantenían y mantienen abiertos, y que hasta esos momentos los filtros de seguridad eran sólo una pantalla.
Acusado por el círculo cercano del gobernador de ocultarle el resultado positivo de COVID-19 de un funcionario municipal, lo que habría molestado al mandatario estatal, a Manolo le urge que esta pesadilla pase para retomar su agenda sucesoria.
Quizás desconoce que la negación y los retrasos para imponer las restricciones más estrictas para detener la epidemia son un camino de ida y vuelta entre los ciudadanos. Si esperamos que la gente cumpla con el distanciamiento social, la gente tiene que creer en los políticos. Si no confían en quienes deberían defenderlos, no lo harán, y el cumplimiento fallará. Como en la pandemia de 1918, la lección más importante es “decir la verdad” aunque eso cueste popularidad política. Cinco días despues de esta extraña publicación, en Saltillo se confirmaron nueve casos.
A todos nos urge salir de esto. Las medidas de distanciamiento social están causando estragos económicos. Pero si bien un conteo de muertes posiblemente más bajo es ciertamente una buena noticia, es muy prematuro declarar la victoria. No estamos ni siquiera está cerca de terminar con la primera ola de infección, y no hemos hecho casi nada para evitar una segunda.
Así que hablar sobre que se ha doblado la curva de infección es irresponsable, pues pasarán semanas para que la tasa de contagios y mortalidad baje.
Más importante aún, están dejando de lado la posibilidad de una segunda ola de infección que los expertos predicen, pero en la que no estamos pensando por estar más interesados en dar carpetazo y salir del aislamiento. Pero a menos que la enfermedad sea totalmente erradicada (lo que es muy poco probable), es casi seguro que vendrá otra epidemia galopante.
Así que desde aquí hacemos un llamado para decirle que sus anuncios de autoelogios están por ahora fuera de lugar.