No hay santos en el reino animal. Solo desayuno, comida y cena
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Si antes de que el bicho detonara en el mundo, la competencia ya era descarnada, ahora que lo tenemos encima y entre nosotros seguirá por los años venideros, esto se volverá una carnicería comercial e industrial, donde los pobres se volverán más pobres, y los ricos, más.
Les platico: En la gran depresión que detonó el 29 de octubre de 1929 y duró casi diez años, desaparecieron de la faz de la tierra el 18% de las empresas formales; más del 35% de quienes tenían un empleo lo perdieron y nacieron algunas de las corporaciones que gobiernan al mundo durante desde hace casi un siglo.
El gran dilema es: O te pones a llorar o vendes kleenex.
Sigo asombrándome del optimismo alucinado de quienes en la 4T creen que para la próxima Navidad, México vivirá su noche de paz y el 6 de enero los Santos Reyes llegarán con sus regalos muy quitados de la pena.
No lo tomen como un sacrilegio, pero en los nacimientos que comenzarán a ponerse por ahí de finales de noviembre, los personajes del pesebre y toda su comitiva tendrán que usar cubrebocas y deberán ser colocados a prudente distancia uno del otro, para cumplir con las reglas sanitarias que todavía estarán vigentes, yo sé por qué se los digo.
Los Reyes Magos -si es que llegan- vendrán con cubre bocas y con guantes y sus morrales vacíos.
Los únicos ganones a los que la pandemia les hace los mandados, son las hordas de burócratas de todos los niveles -sindicalizados y no- que desde la comodidad de su “trabajo” en Total Home, siguen recibiendo sus quincenas como si el mundo estuviera en jauja.
Y aún entre los burócratas hay niveles. Ahí tienen a los de San Pedro Garza García que ganan el 106% de sus sueldos nominales, en jugosas prestaciones que ni los genios de Google o Zoom o Microsoft o Apple, tienen.
Esas son las grandes paradojas de la vida en México. Más de un millón de nuevos pobres engrosan las filas de quienes no tienen ni para comer y por el otro, la burocracia nada en aguas calmas, gozando de privilegios insospechados.
A la 4T y a Morena no les va a alcanzar con lo que recaudan las jaurías del SAT, que andan desatadas cazando a quienes por pagarles a sus empleados, no tuvieron para hacer su declaración anual.
Y van a tener que echar mano de nuevas y draconianas formas de recaudación, vía nuevos impuestos o mediante el hostigamiento vuelto amenaza de los legisladores, que van sobre las herencias.
Sí, las van a gravar como si la lana que un abuelo o un padre les deja a sus nietos e hijos, hubiese sido generada ayer.
El gobierno de López Obrador está recortando presupuestos -perdón, mutilando- que deja inservibles las operaciones de áreas esenciales para la generación de riqueza.
En contra parte, el gobierno de Trump, en forma muy astuta, les cerró la puerta a los capitales que se esconden en Barbados, Panamá, Islas Caymán -de moda por las fotos de Pío López allá- y hace crecer cada día la atracción de billonarias fortunas al Estado de Delaware, al convertirlo en el primer paraíso fiscal en territorio norteamericano.
Esa es la forma en que los gringos combaten al bicho, con ingenio, creatividad y mucho empuje para que la economía de ellos salga del estancamiento.
A las huestes de López Obrador -y ni a él mismo- se les ocurren acciones como esa. Su limitado horizonte termina en sus narices, puestas en las elecciones del 2021.
CAJÓN DE SASTRE
“Un estadista piensa en generaciones. Un político, en elecciones”, dice la irreverente de mi Gaby.
PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.