Pájaros de verano
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Mañana inician las exhibiciones de la edición número 65 de la Muestra Internacional de Cine con funciones a las 17 Horas en la Sala Emilio “Indio” Fernández y a las 20:30 Horas en Cinépolis Sendero.
Y aunque en estos mismos espacios recomendamos en su momento los estrenos que se anticiparon en la cartelera comercial tanto de la película que inaugura esta muestra que es “La casa de Jack”, de Lars Von Trier, como nominadas o ganadoras del Oscar de la talla de “Un asunto de familia”, de Hirokazu Koreeda o “El infiltrado del kKklan”, de Spike Lee, también se exhibirá este próximo lunes 25 una coproducción entre México y Colombia que aunque no quedó de finalista en la terna del Oscar a la Mejor Película Extranjera del 2018 que ganó “Roma”, de Alfonso Cuarón, sí estuvo merecidamente representando a Colombia para se considerada a esta categoría y curiosamente cuenta con la mano en la producción del mexicano Nicolás Celis, uno de los productores de “Roma”.
El filme en cuestión se titula “Pájaros de verano” y bajo la dirección de Cristina Gallego y Ciro Guerra (productora y director de la aclamada nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera del 2015 “El abrazo de la serpiente”) nos ubica en la región de La Guajira de aquel país en el año de 1968 y en capítulos que se irán denominando como “cantos” inicia con el número 1 que se titula “Hierba Salvaje” y es que Rapayet (José Acosta), un indígena que no es bien visto por Úrsula (Carmiña Martínez), la madre de la muchacha que le gusta de su etnia wayuú, Zaida (Natalia Reyes), y le pide una cuantiosa dote para acceder a su mano como esposa, es convencido por su mejor amigo Moisés (Jhon Narváez) para visitar a su pariente Aníbal (Juan Bautista Martínez) y hacer negocio con la plantación de mariguana que cultiva.
A pesar de que por sus visiones Úrsula está segura de que esa unión acarreará a su familia violentos nubarrones, al cumplir Rapayet con su parte no le queda a la mujer más que aceptar la boda, para que sólo el tiempo le dé la razón pues al expander el negocio con los norteamericanos y empiezan a darse fricciones internas entre sus propios amigos y socios por el control del mismo, conduce tanto a su familia como a su comunidad a la destrucción de sus vidas así como de su cultura.
“Pájaros de verano” es una opción cinematográfica imperdible para quienes han disfrutado desde clásicos como “El Padrino” (Francis Ford Coppola, 1972) como con la mencionada “El abrazo de la serpiente” (Ciro Guerra, 2015) porque es una épica equiparable a la primera por tener su génesis en un núcleo familiar que se corrompe cuando a su existencia aparentemente armónica se introducen la ambición y el capitalismo que representa Rapayet al verse cegado por el llamado “sueño americano” y efectuar negocios riesgosos que conlleva el tráfico de la mariguana, y como en la segunda, retrata la pérdida de nuestras raíces y tesoros no necesariamente materiales representadas por los usos y costumbres de nuestros pueblos indígenas ahora en los preciosos colores de su vida al natural.
Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo