Pronnif: ¿qué hace con sus diagnósticos?
COMPARTIR
TEMAS
De acuerdo con datos de la Procuraduría para los Niños, Niñas y la Familia, en uno de cada tres casos de violación, en los cuales un menor de edad es abusado por un adulto, se registra el encubrimiento del agresor por parte de la propia madre de la víctima.
Yezka Garza, titular de la dependencia, ha dicho que han atendido casos en los cuales “las mismas madres señalan que son las niñas las que provocan la violación”, lo cual implica un intento por “justificar” que se haya dado la agresión de una menor de edad y en algunos casos se trata de niñas de apenas ocho años de edad.
La estadística es, sin duda alguna, alarmante. Sobre todo, si se toma en cuenta que, de acuerdo con la misma dependencia, en nueve de cada diez casos de abuso sexual cometidos en contra de menores la agresión ocurre en su propio hogar y el responsable de ésta suele ser el padrastro.
Si las cifras proporcionadas por la Pronnif son correctas, estamos entonces ante una clara tendencia, ante una conducta habitual que, dada su repetición en tan altísimo porcentaje, debe tener una causa común y ésta muy probablemente sea de carácter cultural.
En otras palabras, la estadística de la Procuraduría no contiene solamente un diagnóstico, sino que muestra una asignatura sobre la cual dicha dependencia debe trabajar de manera urgente, pues el “descubrimiento” realizado no puede quedarse simplemente en eso.
Por ello, la pregunta obligada que debe hacérsele a la Pronnif es ¿qué está haciendo a partir de los hallazgos estadísticos que ha hecho en materia de violación a menores de edad? ¿Qué estrategias ha diseñado para eliminar la causa que motiva la agresión en contra de menores de edad en sus hogares y el encubrimiento de sus agresores por parte de sus propias madres?
Resultaría grave -por decir lo menos- que tras el “diagnóstico” de la situación en la dependencia no se hubiera ordenado el diseño e implementación de una estrategia orientada a combatir la conducta que ha sido caracterizada gracias a la sistematización de la información.
Porque además de actuar en los casos que se presentan y procurar la investigación y el castigo para quienes han intervenido en los casos de abuso en contra de menores de edad, lo importante es que no se repitan este tipo de hechos y que se evite el incremento en el número de víctimas.
Ningún menor de edad merece vivir episodios de violencia de ningún tipo, pero menos aún merece ser sometido a una de las experiencias más traumáticas a que puede enfrentarse un ser humano de cualquier edad: que se violente su intimidad.
Por ello, además de sistematizar la información de los casos que infortunadamente ya han ocurrido, las autoridades tendrían que enfocar sus esfuerzos en el diseño e instrumentación de acciones preventivas eficaces para erradicar de nuestra sociedad este tipo de conductas.