Sucesión 2017, ¿ya inició la ‘guerra sucia’?
COMPARTIR
TEMAS
Como un anticipo de lo que podríamos atestiguar dentro de unos meses, cuando comience formalmente la lucha por el favor de los electores coahuilenses de cara a la sucesión gubernamental, la guerra de acusaciones entre las principales fuerzas políticas de la Entidad se ha intensificado en las últimas horas, a partir de información proveniente del vecino Estado de Texas.
El detonante, como lo hemos reseñado en nuestras páginas, fue la información proveniente del juicio que se sigue en contra de Marciano Millán Vázquez, en una corte del Estado de Texas, y durante el cual ha testificado Rodrigo Humberto Uribe Tapia, presunto operador de la organización criminal conocida como “Cártel de Los Zetas”.
De acuerdo con el testimonio de este último, la referida organización delincuencial habría entregado -a través de testaferros- hasta cuatro millones de dólares al exgobernador Humberto Moreira Valdés, a cambio de protección gubernamental para sus actividades.
Como era de esperarse, la oposición política ha aprovechado el más reciente escándalo que envuelve a Humberto Moreira para lanzar una nueva andanada de críticas y reiterar las acusaciones que ha formulado ya en diversas ocasiones en contra del exmandatario y su partido.
En clara respuesta a tales imputaciones, la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional emitió ayer un comunicado de prensa con el cual pretende “precisar” quiénes representan a las auténticas “fuerzas del mal”.
Mediante una docena de puntos, la dirigencia coahuilense tricolor hace un “recuento” de lo que considera conductas ilícitas en las cuales se han involucradon a prominentes militantes y exmilitantes del Partido Acción Nacional, entre ellos Guillermo Anaya Llamas, Luis Fernando Salazar y José Ángel Pérez.
La enumeración de los presuntos “pecados” de los albiazules es prolija y abundante en detalles de lo que, desde la perspectiva tricolor, constituye un “historial delictivo” que convertiría al panismo coahuilense en una suerte de organización criminal.
Independientemente de la forma en la cual vayan a contestar unos y otros, así como del destino final que tenga la guerra de acusaciones, lo que los ciudadanos podemos visualizar desde ahora es que, al menos a partir de los señalamientos que se hacen unos y otros, la disputa por el poder en Coahuila se estaría librando entre algo muy parecido a bandas delincuenciales.
Es de llamar la atención que, frente a los señalamientos de unos, la respuesta de los otros no sea para desvirtuar los señalamientos, sino para poner sobre la mesa los “pecados del vecino”, como si de los que se tratara fuera de averiguar quién es más deshonesto o quién ha violado la ley de manera más grave o reiterada.
Triste realidad la de una sociedad en la cual, quienes aspiran a gobernarla, lo único que tienen para ofrecer es el triste espectáculo de una guerra de acusaciones en la que la única víctima es la decencia.