Saltillenses visitan a sus fallecidos después de más de un año por COVID-19
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Cientos de saltillenses abarrotaron los panteones para reencontrarse con sus muertos, tras más de un año sin visitarlos.
Como una de las fechas más esperadas por las familias que en los últimos dos años perdieron a un ser querido, este Día de Muertos se convirtió en el ritual de despedida.
Cantos, rezos, llanto y recuerdos al pie de las tumbas se ofreció por los acaecidos durante la pandemia y años anteriores, así como la música de un acordeón y un par de guitarras que rompen el silencio al fondo del panteón.
Para Magdalena Rivas ésta es la primera vez que siente libertad de llorar la partida de su padre, honrar su muerte y recordar en vida los muchos momentos que compartieron en familia.
La última vez que lo vio fue al cruzar las puertas del área COVID en una clínica del IMSS cuando un beso viajó en el viento hasta tocar su mejilla como su única despedida.
“No hubo oportunidad de velarlo, fue cremado, no había misas ni sacerdotes, reuniones familiares o condolencias”, comentó Magdalena Rivas.
‘NUNCA ME DESPEDÍ DE ELLA’
“Ya pasó un año y siento que han sido días de su muerte, todavía cargo la pena y el dolor, que nunca me despedí de ella, que no hubo chance de nada, siento que no ha muerto pero tampoco la veo, simplemente ya no está”, dio Juan Covarrubias frente a la tumba de su madre, una víctima más del COVID.
Tras ver las tumbas rodeadas de maleza, empolvadas de tierra y con los floreros vacíos, ramos de cempasúchil y veladoras iluminaron los camposantos y vistieron de colores las tumbas que por más de 500 días sobrevivieron al abandono.
Este Día de Muertos, no sólo devolvió color a los panteones sino que permitió a decenas de familias realizar los rituales que la pandemia trastocó en busca del alivio de la pena que embargó por las muchas muertes por el COVID.
NIÑOS NO VIVEN EL DUELO
Hace dos años cuando la madre de Selene murió de cáncer, acudió con su padrastro y tías a despedirla prometiéndole volver cada año a visitarla aunque ella tenía apenas 11 años, sin embargo, estos 2 años la pandemia impidió cumplir su promesa.
El año pasado, ante el cierre que restringió la visita el Día de Muertos en panteones y este año, al prohibir la entrada a niños, niñas y adolescentes, razón que entristeció a Selene y obligó a esperar a su familia en el barandal del panteón Santiago.
“Si la extraño, ni siquiera puedo verla en su tumba, ya les dije que me dieran permiso pero no quieren y mejor me dejaron esperando en lo que ellos limpian la tumba y le ponen sus flores”, comentó la ahora adolescente.
Al igual que Selene, más niños esperaron a sus familias en la entrada del panteón.