Chivas son los amos del Clausura 2017
El Rebaño Sagrado logró la doceava estrella en su historia
GUADALAJARA.- ¡Chivas campeón! Un grito que se había vuelto sordo en la historia del Guadalajara, pero que ayer se volvió a sentir con fuerza en un estadio pletórico que celebró una consagración postergada e inigualable.
¡Chivas campeón!, porque no sólo tumbó al gran favorito, al poderoso Tigres de las mil y una Finales, sino porque también ha logrado ganar una serie de la mano de sus convicciones y esa fe inquebrantable por querer ser más y romper la monotonía de años de desgracias.
Chivas fue un campeón de ley. Sufriendo, pero también aportando futbol, goles y algo más. No se rindió y fue atrevido. Ayer lo volvió a intentar, después del amargo 2-2 de la Ida.
Esta vez se abrazó a un triunfo que supo conseguir con un juego preparado, ajustado para la ocasión. El 2-1, para un global de 4-3, fue el detonante para una fiesta interminable.
El equipo más popular del país volvió a gritar campeón después de 11 años y ya sumó una docena de títulos para alcanzar al América en esa disputa histórica para saber quién es más grande en la órbita del futbol nacional.
Chivas es el equipo del semestre. Ganó todo lo que hubo en juego. Copa MX y Liga, un premio mayúsculo para un grupo de jugadores obedientes y liderados por un técnico paternalista como Matías Almeyda.
El DT argentino es el padre de esta nueva consagración bañada de humildad y coraje, y que desafió al malinchismo que rodea al futbol mexicano en general.
Un equipo de puro corte nacional se impuso a los quilates de sus adversarios plagados de extranjeros. Estaba en desventaja frente a Tigres en ese mano a mano de calidad, pero sacó a relucir su condición de equipo, generoso y combativo.
Y otra vez fue Alan Pulido para que la cuña apriete. El exTigre otra vez volvió a ser el verdugo como en el Universitario, el que abrió el camino a la consagración.
El punto de quiebre se dio muy temprano en el partido con una definición de crack de Pulido. El tamaulipeco aplicó la “ley del ex” al minuto 17’ cuando se desprendió de la marca de Juninho y cruzó el balón con un toque sutil tras recibir un centro de Oswaldo Alanís.
Tigres no reaccionó con futbol, sino con individualidades. No estuvo fino, tampoco tranquilo. Primero André Pierre Gignac, después Ismael Sosa y y alguna otra jugada más que comprometieron a la figura de Roodolfo Cota.
El Tigres de Ricardo Ferretti buscaba el empate que le oxigenara la ruta hacia el bicampeonato y lejos no estaba, pero llegó el gol de José Vázquez al 70’ para sentenciar la serie.
Con el 2-0 parecía que el campeón ya estaba definido, pero Ismael Sosa descontó con un zapatazo a un minuto del final. En el agregado, un dudoso penal al mismo Sosa pudo haber cambiado la historia de esta Final.
Pero el destino ya tenía al consagrado y la foto del final: la familia Chivas, al compás de los mariachis, fundida en un eterno abrazo.