Oficialismo aprobará proyecto de Morales sin oposición
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<strong>Sucre, Bolivia</strong>.- El oficialismo boliviano, que reanudó hoy las sesiones de la Asamblea Constituyente en un cuartel de Sucre, sin la oposición y en medio de disturbios, se prepara para aprobar mañana el proyecto en grande de Constitución impulsado por el presidente Evo Morales.
El vicepresidente del foro, Roberto Aguilar, quien pertenece al Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Morales, confirmó a Efe que "seguramente" este sábado se debatirá el proyecto en grande, sin violar las normas.
"¿Cómo se aprueba el documento en grande? Por mayoría absoluta. ¿Quién tiene la mayoría absoluta? El MAS", sentenció Aguilar después de que la Asamblea reanudó sus sesiones, suspendidas hace tres meses, en un cuartel de Sucre, sin la oposición y en medio de disturbios que causaron más de 50 heridos y lesionados.
Al contrario que en casi todos los demás países, en Bolivia está establecido que se apruebe primero el texto total y después los artículos en detalle.
A la sesión de la Constituyente, con la que Morales pretende "refundar Bolivia", asistieron 145 de los 255 asambleístas elegidos en 2006, todos oficialistas o aliados.
Tras varios intentos frustrados en las últimas semanas, las deliberaciones se reanudaron en medio de protestas de los sucrenses, encabezadas por universitarios que levantaron barricadas, se enfrentaron a la policía y encendieron fogatas ante el teatro Gran Mariscal, sede oficial del foro.
A las 21.30 hora local (01.30 GMT) continuaban los choques entre la policía y los universitarios, que lanzaban dinamita por las calles.
Los opositores rechazan la sesión de la mayoría oficialista por celebrarse en un cuartel militar y por la agenda programada, que no incluyó el debate sobre la sede del Gobierno y el Parlamento, como acordaron el sábado delegados del foro y de Sucre, capital oficial pero no efectiva del país.
La Asamblea tiene hasta el 14 de diciembre para entregar una nueva Constitución y estuvo paralizada por más tres meses por permanentes disturbios causados por el reclamo de Sucre de ser la sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo, que están en La Paz.
Durante la mañana, miles de sucrenses convirtieron la capital histórica de Bolivia en un campo de batalla para protestar contra la reanudación de las sesiones del foro sin acuerdo con la oposición y sin incluir el tema de la capital en su agenda.
En una rueda de prensa en La Paz, el ex presidente boliviano (2001-2002) y actual jefe de la alianza derechista Poder Democrático y Social, Jorge Quiroga, criticó que las sesiones del foro se hayan reanudado en un cuartel y argumentó que la actual Constitución establece que los militares "no deliberan".
Mientras, los prefectos (gobernadores) y cívicos de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, todos opositores a Morales, se reunieron a puerta cerrada en la primera región para evaluar la conflictiva situación por la que atraviesa Bolivia, informaron los medios locales.
El ministro de Gobierno (Interior), Alfredo Rada, se desplazó hasta Sucre para garantizar la seguridad de los constituyentes oficialistas atrincherados en el liceo militar, custodiado desde hace horas por unos 200 campesinos afines a Morales y por soldados del vecino departamento de Potosí.
A la Constituyente le quedan tres semanas de plazo para entregar la nueva Carta Magna, pero desde hace más de quince meses no ha aprobado ni una sola línea del texto.
Por su parte, la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) llamó hoy al "consenso urgente" entre todas las fuerzas políticas y cívicas del país para salvar la Asamblea.
En un comunicado leído en La Paz por el secretario general de la CEB, monseñor Jesús Juárez, los obispos expresaron su "honda preocupación" por el "desgaste" del foro debido a "posturas intransigentes".
El propio vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, alertó hace dos días de que se avecina más "tensión" entre las fuerzas enfrentadas en el país.
Los "Ponchos Rojos", un grupo de indios aimaras radicales afines a Morales, degollaron el jueves a dos perros como amenaza a los opositores al Gobierno.