100 puntos base: ahora o después será muy tarde
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No deja de preocupar el tema del aumento de precios. Queda claro que el tema está sobrediagnosticado y que son innumerables los análisis en la prensa y el número de caracteres en las redes sociales que se han dedicado para discutir sobre el tema.
La cuestión es, que tal y como dice el refrán, ya no solo sentimos lo duro (el alto nivel de inflación) sino lo tupido (el tiempo que llevamos en esta situación). El jueves pasado el INEGI publicó la inflación para la quincena de septiembre y el dato escaló a 8.76 por ciento a tasa anual, superior al 8.70 por ciento de agosto.
Es evidente que el problema ya no solo viene por el lado de la inflación no subyacente, la cual sigue con aumentos de precios de doble dígito (10.22 por ciento anual), sino que también ya hay una clara contaminación en la formación de precios del componente subyacente que en esta primera quincena de septiembre se ubicó en 8.27 por ciento.
El asunto se instala de nuevo en la agenda pública, toda vez que el próximo jueves 29 de septiembre se tiene programada la decisión de política monetaria del Banco de México, una semana después de que el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal decidiera aumentar la tasa de fondos federales en tres cuartos de punto porcentual.
El debate se sitúa en torno a si Banco de México deberá seguir el mismo ritmo de aumentos de la FED de 75 puntos base, o si ya llegó el momento de asestar un golpe de autoridad en los mercados y dar una señal contundente con un alza de 100 puntos base para llevar a la tasa de referencia al nivel de 9.5 por ciento.
Me parece que existen argumentos suficientes para pensar que no sería nada descabellado un aumento de un punto porcentual en la tasa de referencia. Esos elementos provienen del análisis de cómo se ha venido comportando la inflación subyacente, la cual por definición es el componente menos volátil de los precios.
La persistencia de los altos niveles inflacionarios en este segmento de bienes y con la clara evidencia de que el rubro de mercancías registra un incremento anual de precios del orden del 10.75 por ciento a tasa anual (doble dígito) hace pensar que ya la contaminación de los precios en este apartado no solo proviene del lado de los precios de los subyacentes, sino también de alguna medida del factor tipo de cambio.
Un apretamiento más fuerte en las condiciones monetarias, además de proyectar una señal de cero tolerancia ante estos niveles de inflación, ayudaría a fortalecer al peso y de esta manera, contener en alguna medida el traspaso del tipo de cambio a los precios de los bienes comercializables como las mercancías.
Ha llegado el momento de definiciones más contundentes. No hacerlo ahora le puede salir más caro al Banco de México en un futuro muy próximo.
Economista y Catedrático de la Universidad La Salle Saltillo
Twitter:
@guillermo_garza